Clarissa, la vaca azul

Clarissa, la vaca azul
paseando por el campo

jueves, 19 de abril de 2012

Llegar a la vejez, ¡con calidad!

Foto de Jorge Andrés Castillo para Encartado Salud al día Nº 34.

El 7 de abril se celebró el Día Mundial de la Salud, y esta vez la fecha está dedicada a identificar los retos que debe afrontar la sociedad para satisfacer las demandas del adulto mayor, población que cada día aumenta su porcentaje 


El objetivo no es vivir muchos años, sino vivirlos con dignidad y mucha salud, metas que se pueden alcanzar no sólo con ayuda del Estado, la sociedad y la familia, sino también por iniciativa del adulto mayor. Los especialistas insisten en que los niños deben acercarse a rutinas más saludables para abonar el camino a su vejez
Cumplir más de 60 años de edad no debe ser solo sinónimo de criar a los nietos o inscribirse en el Club de los Abuelos más cercano a la residencia familiar, sino seguir teniendo una vida activa y sana, a fin de disfrutar de más cumpleaños con mucha felicidad.

Actualmente, se están formando grupos para enseñarles a los abuelos el uso de la tecnología, a motivarlos a practicar deportes desde caminatas hasta lanzarse en parapentes y que se animen a seguir estudiando carreras universitarias.
También hay prácticas más sencillas pero muy enriquecedoras para llevar una vejez activa, sana y feliz, tal como contar historias o simplemente saber reír.
“Contar cuentos es enriquecedor para el alma”

Así afirma Armando Quintero, quien desde que arribó a Venezuela hace más de 30 años proveniente de su amada Uruguay se ha dedicado a profesionalizarse en el arte de narrar historias tanto para niños, jóvenes y adultos, lo cual le ha permitido llevar una vida enriquecedora y conectarse con la sociedad de una forma muy especial.

“La literatura en Uruguay se dedica a analizar exhaustivamente grandes obras de la humanidad como La IlíadaLa Odisea o el Poema de Mío Cid, piezas que no se deben sólo leer, sino narrar; ya que son textos que se generaron de la oralidad y que se transmitían de la voz al oído, para conectar con el corazón de la gente”.
Quintero señala que la costumbre de contar historias es muy común en Uruguay, especialmente, en el interior del país. “Los abuelos contaban grandes historias y uno se emocionaba tanto al escucharlas, que aprendías a contarlas para compartirlas con otras personas; ya que narrar cuentos definitivamente es un oficio que permite resguardar la tradición de las sociedades”.
En 1987 fundó la agrupación de narracuentos La Vaca Azul, que ofrecía funciones a niños y representantes desde la biblioteca del Parque del Este. La experiencia fue tan grata que comenzó a realizar más estudios en actuación, expresión corporal, voz y dicción, a fin de profesionalizar su arte. “Luego, en 1985, la directora del Colegio Hebraica me dio la oportunidad de contar historias a estudiantes de quinto año de bachillerato, y la práctica fue tan gratificante que me asignaron la tarea de hablar sobre el oficio de narrar cuentos a los niños de primaria y secundaria”.
En 1989, el excelente trabajo que estaba realizando en este colegio llegó a los oídos de los rectores de la Universidad Católica Andrés Bello, casa de estudios que le brindó la oportunidad de dictar una clase de Narración Oral para el segundo año de Educación Básica y Preescolar, y años más tarde creó un grupo de narracuentos para la Dirección de Cultura, que ya lleva más de 20 años cosechando éxitos.

Esta labor la emprendió sin abandonar La Vaca Azul, grupo que se trasladó del Parque del Este a los espacios del Celarg y luego a la plaza Vicente Emilio Sojo del Teatro Teresa Carreño donde estuvo por 12 años. Actualmente fiunciona en el parque Caballito de Altamira, donde se presenta dos domingos al mes a partir de las 4pm.

Una vida más alegre
Hoy, toda esta experiencia que ha acumulado Armando Quintero como narrador de cuentos ha hecho que lleve una vida activa y alegre. “A través de este oficio, siento que recupero años de vida, además de fortalecer mi relación con la familia y con el entorno, ya que contar historias me permite comunicarme abiertamente con el otro, y esto me mantiene fresco y ágil tanto desde el plano mental como físico. Cuando narro historias, veo la mirada del otro; él vibra con el cuento y eso, a su vez,  me hace vibrar, me rejuvenece y me hace más sano (…) Uno no le cambiará la vida a nadie por una historia, pero le pudo abrir la ventana a alguien para ser mejor persona y ser humano, tocándole su corazón”.

Anímate a ser un narrador de cuentos
Para rejuvenecer el alma y llegarle al corazón de los otros, Quintero te invita a que formes parte del grupo de personas que entrena cada día en el oficio de narrar historias. Para ello, solo debes llamarlo al (0414) 136.93.39 o escribirle al correo lavacazul@gmail.com.

“Necesitamos muchos contadores de cuentos, para vivir en una sociedad mejor”.
“Un buen viejo es un niño que ha vivido el tiempo suficiente para recordarlo.” Jairo Aníbal Niño

Por Dulce Pérez Colmenárez Tomado de Encarte Salud al día. Nº 34 jueves 19/04/2012. Vea el enlace:
http://www.encartesaludaldia.com/ediciones/34/


1 comentario:

jaumepubillgamisans@gmail.com dijo...

Armando: Es cierto que contar cuentos es enriquecedor para el alma... y también para el cuerpo. Sólo hay que verte a tí.
Un abrazo grande