Clarissa, la vaca azul

Clarissa, la vaca azul
paseando por el campo

viernes, 19 de marzo de 2010

Temas de narración oral: Recursos escénicos


Imagen tomada del facebok de Stella Artemis

Decía Stanislavski con respecto a los actores: “en nuestro idioma entender significa sentir”. Y a eso apunto, a contar lo que entendí con respecto a mis experiencias.
Entre la narración y el teatro hay una línea muy delgada y sumamente interesante.
Por eso los recursos escénicos, son un aporte fundamental a la formación de un narrador que siempre, en alguno de sus poros, tiene un actor escondido.
La herramienta principal que tenemos somos nosotros mismos: nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestros sentimientos. Sin ellos tres funcionando en conjunto, es imposible que podamos transmitir algo hacia el público.
El estado de ánimo personal en ciertas situaciones es una gran barrera. Por eso, Stanislavsky investigó mucho para encontrar esto llamado “estado de ánimo creador”.
El estado de ánimo creador consiste en lograr una atmósfera para llegar a la inspiración.
Uno de los puntos más importantes para tener en cuenta es “la completa libertad del cuerpo y de un total relajamiento de los músculos”. Para eso, necesitamos generar una rutina: caminatas, desarticulación, elongación, dejar “la calle” fuera de nuestro espacio artístico utilizando música apropiada, dejándonos llevar por ella sin pensar en lo que estábamos haciendo.
Relajación y concentración son dos palabras fundamentales para llegar al estado de ánimo creador. Pero no solo ellas son piezas claves: los cinco sentidos también juegan un papel muy importante.
La mirada, tanto en la actuación, como en el arte de narrar, cumple un rol fundamental y tiene que ver sobre todo con la conexión, con transmitir sin palabras, hablar con el alma.
Stanislavsky pensaba que “ningún papel puede ser verdaderamente logrado si el actor no cree en él”. Cuando uno no cree en lo que está diciendo, no transmite. Uno debe “hacer carne” el texto, sentirlo, vivirlo, jugarlo, “utilizar la verdad del impulso creador interno” para no convertirnos en “farsantes” o “imitadores”.
Hay que creer en lo que uno hace. Sumergirse en la realidad propia y en la del entorno. Este es el “si” creador, disparador indiscutido que camina de la mano de la imaginación a la que constantemente debemos liberar. Es que la imaginación, junto con el juego, es una de las bases principales de la creatividad.

Sin un entrenamiento, sin un hábito, no podemos conseguir prepararnos, inspirarnos para crear. Ser actor, narrador o cualquier labor relacionada con el arte implica esfuerzo por parte de la persona. Y ese esfuerzo se resume en una sola palabra: trabajo.

Texto tomado del Blog de Geraldine Ricau
Publicado el martes 14 de julio de 2009
http://narracionoralescenica.blogspot.com/


"Entre los africanos, cuando un narrador llega al final de un cuento, pone su palma en el suelo y dice: aquí dejo mi historia para que otro se la lleve.
Cada final es un comienzo, una historia que nace otra vez...
Así se abrazan quién habla y quién escucha, en un juego que siempre recomienza y que tiene como principio conductor, el deseo de encontrarnos alguna vez completos en las palabras que leemos o escribimos, encontrar eso que somos y que con palabras se construye."
María Teresa Andruetto

"Los espejos se emplean para verse la cara; el arte para verse el alma" George Bernard Shaw

Las citas anteriores fueron tomadas del blog de Geraldine Ricau:
http://narracionoralescenica.blogspot.com/

4 comentarios:

Librería de Mujeres Canarias dijo...

Muchas gracias por las recomendaciones, amigo Armando. Iré a ver el blog de Geraldine Ricau, no sin antes leer las nuevas entradas de este maravilloso sitio donde mi imaginación tan cómoda se siente. Interesante lo que dice sobre el papel del cuerpo, y sobre el creerse. Creo que el cuerpo y la imaginación (la falta de ambos, el aunquilosamiento) son mis más graves defectos. Me crié como en los dibujitos de Tonnucci, toda cabeza sin cuerpo y no lo supero.
Un abrazo,

Los Cuentos de la Vaca Azul dijo...

El taichí me ayudó a superar eso. Creo que además ello es ancestral. Como que los Pirineos limitó a nuestros ascendientes a creerse cabeza por vivir en lo alto de las montañas. Ojo. Que ese comentario quede entre nosotros. Por la memoria de las cosas buenas que han hecho y siguen haciendo los vascos en el mundo. Un abrazo, Armando

Los Cuentos de la Vaca Azul dijo...

Perdón, amiga. Es verdad que tus ascendientes son canarios. Como los Quintero, de La Gomera. Mi abuela paterna y mis abuelos maternos tenían padres vascos.
Yo tenía marcada tendencia al uso casi exclusivo del uso de la cabeza
como ellos y muchos de los vascos que conozco y conocí. Me disculpo porque en realidad no es por origen, sino por formación.

Geraldine Ricau dijo...

Gracias por visitar mi blog!
Es un honor poder compartirlo con ustedes!!!
Saludos a todos!!
Geraldine