Clarissa, la vaca azul

Clarissa, la vaca azul
paseando por el campo

lunes, 9 de abril de 2012

Comentarios sobre el trabajo “En torno al valor psicosocial y psicolingüístico en un cuento de Keiko Kasza y otras historias afines”

Foto de Keiko Kasza, tomada de su sitio web.

Hola Armando, feliz pascua de resurrección para ti y tu familia. He leído con placer tus producciones y he de decirte que comparto contigo esa preocupación ética al ver historias para niños donde se roba sin más propósito que el apoderarse de lo ajeno para el goce egoísta de quien roba o se le hacen trampas al débil sólo por el gusto de burlarse de él... y aprecio el análisis que tú haces al respecto, compartiendo tus opiniones. Como psicólogo digo que mi preocupación mayor es la primera infancia, la crianza de ese bebé desde que nace hasta los 6 ó 7 años, porque en esa etapa el niño aún no posee las competencias intelectuales ni la formación moral que poseerá más tarde, cuando ya su consciencia moral le permita hacer juicios críticos sobre la realidad y ver estas obras literarias como lo que son, una producción humana que trata de reflejar la realidad y a la vez de imaginar realidades no existentes y pueda así enfrentar las conductas de los personajes, juzgarlas, analizarlas, en base a valores éticos que ya posee y no simplemente imitarlas como haría un niño de 3 ó 4 años. Además me preocupa porque los adultos de hoy en día, queriendo formar niños autónomos lo que hacen es reforzar el egocentrismo propio de esa primera infancia ("no quiero imponerle nada, él sabe lo que hace, lo crío como un ser libre, no me gusta que nadie le reprenda", etc.)  y así, en el campo de la literatura, rechazan cualquier texto que induzca a la obediencia y valoran los que incitan a la desobediencia, por ejemplo, bajo el argumento de "la literatura no ha de ser didáctica ni moralizante" (lo cual es cierto) pero en el fondo con una concepción de que "el niño" es competente intelectual, emocional y moralmente para leer cualquier texto. "El niño" no existe, eso es una imagen del niño ideal. Lo que existen son niños que evolucionan, que crecen, que en un momento de su vida han de ser obedientes para luego poder ser autónomos, que son vulnerables a modelos mentirosos o agresivos que les inducen a imitar sus comportamientos en esos primeros años de vida y se vuelven críticos de los mismos en edades más avanzadas. Si pensamos en ese desarrollo, en esa evolución, la respetamos y estimulamos... no hay nada que temer.

Pero lo que más he disfrutado es tu primer relato, gracias por compartir conmigo tus días de infancia, el contador de cuentos debajo del árbol "Fulano anda diciendo..." los señores vecinos con sus ofertas, los recuerdos de Treinta y Tres... y gracias por tu bolg. Por coincidencia la hermana que me antecede habló desde su temprana infancia de una vaca azul. Era en la hacienda de mi abuela paterna, ella era un bebé y una vaca entró a la casa cuando ella estaba cerca de la puerta y los adultos hacia el fondo, sin que pudieran tomarla en brazos y protegerla, pero... ella se protegió solita, se metió en un cuarto donde guaraban las herramientas de trabajo y miró a la intrépida vaca pasar... y dijo que era azul. Y a los 66 años sigue diciendo que era azul, a pesar de su piel crema y sus manchas marrones!
Comentario de la Profesora Malvina Vargas. Enviado a mi email el 08/04/2012

Hola Armando, ¿qué tal?  ¿Cómo estás?  Espero que muy bien.

Sobre tu trabajo te quiero comentar que me parece que te faltó describir una parte del cuento, precisamente la parte en que sapito miente y que es el leitmotiv del trabajo.  Por ejemplo, yo que no había leído el cuento (ahora sí porque lo busqué en internet y lo encontré), si tu no me hubieras contado lo que hizo el sapito quizás no hubiera entendido, o por lo menos no a cabalidad, tu trabajo.  Fíjate que en el siguiente párrafo es donde describes el cuento, y me parece, que debieras incluir como es que sapito vence al monstruo, como es que "miente" aunque en realidad el hace mucho más que mentir, escenifica la mentira, ja! Va tu párrafo:


El primer secreto es ser valiente. Abuelo Sapo lo demuestra al enfrentarse a una culebra que los quiere comer de almuerzo. El segundo es ser astuto. Queda demostrado ante la tortuga a la que se le propone buscar, a cambio de ellos como “un bocado”, a la culebra que acaba de alejarse en pos de “un banquete”. Y, antes de comenzar a revelar el tercer secreto, aparece un enorme monstruo que se los quiere comer “solo por diversión”. Y, estando a punto de devorar a Abuelo Sapo al que acaba de atrapar, es vencido con valentía y astucia por el nieto. Al huir el monstruo, el abuelo señala su tercer secreto: “En caso de emergencia, estar seguro de tener un amigo con quien contar.”


Por lo demás me gustó muchísimo tu trabajo y por supuesto comparto 100x100 tu opinión. Y el cuento excelente, super divertido y super educativo, qué más! JJJ

Abrazos,

Comentario de  Ana Pérez Russo. Enviado a mi email el 09/04/2012

Para leer el cuento, pueden hacer clic en el enlace:

Para oírlo como un audio cuento, tienen el enlace siguiente:

Para saber sobre la autora, aquí está su página webb:

1 comentario:

Los Cuentos de la Vaca Azul dijo...

Respuesta enviada recién a lo dicho por Ana María Pérez Russo:

Estimada Ana:

Me disculpo por responder recién a tus palabras.
Pasamos una Semana Santa muy movida y el cuerpo me reclamó descanso. Y del bueno.
Recién en la tarde comencé a hacer algunas cosas, entre ellas la de actualizar el blog donde coloqué las palabras de la Profesora Malvina Vargas y las tuyas porque cerraban el trabajo.

Es cierto lo que dices pero te comento que acorté mucho la síntesis porque el cuento estaba en la web. Se me olvidó colocar el enlace que había encontrado. Más bien, los enlaces.
Creo que esto fue bueno. Al recibir tu comentario me permitían colocar un cierre mejor para el tema.
Te aclaro que no fue sólo eso lo que olvidé en el trabajo.
No hablé de la valentía de Abuelo Sapo y su temor evidente ante el monstruo. Tampoco hable de que Sapito se escondía asustado hasta que, ante el peligro mayor, se torna astuto y valiente para sobrevivir, Y perdona que discrepe contigo, el personaje no miente. Mentir implica otra cosa. Y no es la astucia usada como la que se utiliza aquí, en el cuento de Keiko Kasza. Muy ingeniosa en valores,
Depende de un punto de vista. Pero que es muy importante: hay que estar muy claro en los valores para asumir una resolución así. Es muy recurrente tu expresión "escenifica la mentira" pero no es todo.
No es una mentira aprovechar la sorpresa del otro haciendo que crea en una realidad que será distorsionada para salvar a su abuelo y salvarse él.
Un abrazo solidario, Armando.