Dirigida a: Armando Quintero
Laplume.
Cuya labor de promoción de
Cultura de Paz y de Literatura Infantil y Juvenil, lo realiza a través de: la
Docencia en Literatura, la Docencia en Narración Oral y Artes Escénicas, como Cuentacuentos,
como Promotor de la Lectura y la Escritura y en sus escritos e ilustraciones de
cuentos para niños, jóvenes y adultos.
A
partir de su experiencia:
1) ¿Cómo
pudiese describir su experiencia como promotor/a de Cultura de Paz y/o de
Literatura Infantil y Juvenil?
Estoy seguro que lo que me llevó a ello fue resultado
de un proceso que se gestó desde mi
formación inicial. Nací y crecí en una zona de Uruguay –la llamada Suiza de
América- donde los peones y jornaleros narraban muchos cuentos, anécdotas,
historias o vivencias e, incluso, varios de ellos le leían a los otros cuanto
periódico, revista o libro llegaban a sus manos. Aclaro que los relatos orales no
lo hacían para los niños o jóvenes sino para toda la comunidad. Fue a finales
de la Segunda Guerra Mundial y el inicio de la postguerra. Se recibían, como en
todo el país, a muchos emigrantes europeos: italianos, franceses, españoles y
judíos. Como también emigrantes de Europa Central y del Cercano Oriente. A
nuestros padres, abuelos y educadores siempre los vimos conversar y compartir
experiencias y saberes con ellos. Pero, sobre todo, predicar con el ejemplo de la
tolerancia y la aceptación del otro, en dichos y en hechos. Como, también lo
hacían con la lectura porque les veíamos leer mucho. Mi primer año escolar se
realizó en una escuela granja donde las dos maestras que atendían los tres
primeros grados nos enseñaron a leer y a escribir en los poemas de Federico
García Lorca -se cumplían quince años de su asesinato- Rafael Alberti, Miguel
Hernández, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado y Pablo Neruda, no sólo en los
libros obligatorios y convencionales fijados por el Ministerio de Educación.
Recuérdese que la educación formal era “laica, gratuita y obligatoria” desde
finales del siglo XIX y los educadores tenían una muy buena formación para
ejercer como tales. A la ciudad capital de nuestro departamento la visitaron
personalidades tan reconocidas como León Felipe, Andrés Eloy Blanco, Pablo
Neruda, Atahualpa Yupanqui, entre otras, y dejaron hondas huellas en los niños
y jóvenes de nuestra generación. Sin dudas, todas estas experiencias, vitales,
signaron mi elección profesional para formarme en lo que hago y en lo que soy.
2) ¿Cómo
utiliza la Literatura Infantil y Juvenil para promover la Cultura de Paz?
No la
utilizo, me valgo de recursos que me aporta la narración oral para directa o
indirectamente resaltar elementos en común que contribuyan a la promoción y
difusión de la Cultura de Paz. Y, sobre todo, me dejo influir por ella leyendo
y releyendo, recordando cuentos que me narraron o me leyeron, buscando
permanentemente nuevas historias, estando atento a las lecturas de otros. Trabajo
sobre dos máximas que aprendí de mis educadores y maestros. La primera: “Uno
tiene que leer diez cosas para poder dar una”. La segunda: “Se habla muy bien
de lo que se sabe, no de lo que se olvida o desconoce”. Lo demás se da de
añadidura. El arte de narrar cuentos, a viva voz y con todo el cuerpo, es una acción
de comunicación directa que interrelaciona a quien lo ejerce con un público y,
por ello, lo influye y, a su vez, es influido. Uno tiene que tener en cuenta
que su intención es, ante todo, divertir a ese público. Como lo es, por regla
general, en cualquier manifestación de las artes escénicas. Uno no pretende
moralizar ni educar, esas son las funciones de los religiosos y la de los
educadores, Para eso están. Además, no sería aceptado ni por niños y menos por los
adolescentes, una persona que, diciendo que viene a contarles un cuento, venga
a darle pautas de cómo comportarse o cómo aprender sobre algo. Narrar cuentos
es divertir. Pero, quien narra ha de saber qué es divertir. Según nos dice Joan
Corominas, en su Diccionario Etimológico
de la Lengua Castellana: “divertir” es una palabra compuesta que, en el
antiguo latín, significaba “dos veces verter, dos veces volcar”, su verdadero
significado sería: “sacar hacia afuera lo que se tiene dentro”. Eso es lo que
hace un buen cuentacuentos: saca lo mejor de él para que el público le entregue
lo mejor. Además, sabemos que ningún cuento es inocente. Todo texto tiene un
mensaje. Por ello, hay que ser muy cuidadoso al seleccionar un texto para
compartir con un público, máxime si éste es de niños o de jóvenes. Seamos
conscientes o no, con él enseñamos y damos sugerencias de cómo nos comportarnos
en la vida
3) ¿De
qué forma considera que influye la Literatura Infantil y Juvenil relacionada a
la Cultura de Paz en la infancia y juventud?
Como
cualquier público, un niño –incluso un adolescente, aunque al comienzo pueda
ser muy reticente para manifestar sus emociones- al escuchar un cuento narrado
a viva voz y con todo el cuerpo, es casi seguro que “se deja llevar” e influenciar
por las palabras de la historia. Además, como coparticipamos con él y no es un
mero espectador, si supimos leer sus reacciones a partir del primer momento, sabemos
que hace vivo y suyo al cuento. Porque, como público, traduce emocionalmente,
“a su imagen y semejanza”, cada una de las acciones de los personajes, cada uno
de los espacios donde se mueven y a cada palabra la ve reflejada en el entorno
en el que vive y comparte su realidad cotidiana.
4) De
cara a los diferentes conflictos (sociales, familiares, educativos, personales,
etc.) en los que se pueda encontrar la niñez o la juventud de diferentes
contextos:
a. ¿Cómo
se debe trabajar o reflexionar sobre el conflicto con el público infantil y
juvenil a través de la Literatura Infantil y Juvenil?
Como decía
el poeta León Felipe: “Yo no sé muchas cosas, es verdad, digo tan sólo lo que
he visto”. Antes de cada presentación, entre otras cosas, recurro a mis recuerdos,
“hago pasar de nuevo por mi corazón” algún detalle de mi experiencia como
lector infantil y juvenil. En lo personal, siempre me da resultados. Y trabajo
desde el asombro, la interrogación, la sugerencia. Nunca desde el conflicto en
sí o desde la afirmación desnuda, descarnada, de lo sucedido o de lo que sucede.
Abro puertas y ventanas. Siembro con los cuentos y poemas muchas semillas de
solidaridad, tolerancia, equilibrio para buscar y encontrar, en común acuerdo, otras
preguntas que lleven a nuevas preguntas. No doy respuestas a nadie para
encontrar soluciones acordadas. Al estilo de la mayéustica socrática.
b. ¿De
qué forma considera que la Literatura Infantil y Juvenil pueda incidir en el
público?
Siempre
lo hemos dicho y lo decimos, desde muy niño, los narradores orales campesinos,
los educadores y los abuelos nos lo enseñaron en palabras y en hechos: Ningún cuento
le cambia la vida -o su comportamiento ante ella- a nadie. Pero, es seguro, que
le abre una puerta o alguna ventana para
que sea él quien elija hacerlo y ser mejor de lo que era hasta el momento de
escucharlo e integrarlo a su vida. Y eso, sí es importante ¡y vale mucho!
5) Si
tuviese que elegir un título u obra de Literatura Infantil y Juvenil para
reflexionar sobre la Cultura de Paz con la niñez o la infancia, ¿cuál o cuáles
elegiría? ¿por qué?
La
otra orilla de la chilena Marta Carrasco porque nos permite,
sobre todo, comprender y valorar la tolerancia ante la diversidad cultural de
las familias que, algunas veces, nos pueden llevar a discriminar a los otros
por prejuicios ante las costumbres, las apariencias físicas y los estilos de
vida. Además, el punto de vista de este relato –una niña que cuenta su
vivencia- nos permita observar que no son los niños los de los prejuicios, las
discriminaciones, las intolerancias sino los adultos que educan y transmiten
antivalores como normas de comportarse.
6) ¿Cuál
ha sido su mayor reto como promotor/a de Cultura de Paz y/o de Literatura
Infantil y Juvenil?
Presentarme ante un público con el que uno se
comunica “en vivo y en directo” es ya un enorme reto. En mi caso, es casi a diario
y, sobre todo, constante desde hace más de cincuenta años.
7) ¿Qué
es lo más gratificante de su trabajo como promotor/a de Cultura de Paz y/o de
Literatura Infantil y Juvenil?
Las sonrisas que recibo de parte del público, la multiplicidad de miradas
mientras narro, los gestos y posturas de quienes escuchan. Como, también, todos
sus lenguajes verbales o no verbales, su coparticipación y hasta sus carcajadas
o tristezas. Sus aplausos con mayor o menor intensidad, según el agrado o
interrogante que les dejó en el corazón lo presentado. Sus acercamientos al
finalizar la presentación, sus palabras, sus preguntas o exclamaciones, sus
ojos llorosos o sorprendidos, sus abrazos y hasta la seguridad de su regreso a
una próxima actividad a realizarse.
8) ¿Qué
anécdota que le haya conmovido o recuerde con cariño pudiese comentar?
La de
una niña de unos tres años con una hermana de unos seis que, hace unos años, al
finalizar una presentación en un espacio público en el que narramos por varios
años, se me acercó y, para mi sorpresa y de sus familiares, preguntó:
-
¿Tú eres viejo, verdad? ¿Qué edad tienes?
-
Unos sesenta y dele - le respondí, sonriendo.
-
¡Pero eres viejo! – dijo, con una larga “o”
final, para volver a preguntar de inmediato: - ¿Y no te has muerto todavía?
Ante
las miradas de su hermana y madre, suponiendo un regaño le dije, seguro:
-
No. Porque me mantienen vivos los cuentos y
poemas que me sé.
Pasados
quince días llegaron a la nueva presentación y la madre me dijo:
-
¡Profe, la que me hizo! Ahora ella –y señaló a
la hija menor- no quiere irse a dormir si no le cuento un cuento. Pero, ¿sabe
para qué? – y ante mi silencio de sorpresa, agregó: Para, luego, contárselo a
su abuelo.
9) ¿Algún
consejo o reflexión que quisiera compartir?
En esta elección de vida que uno ha hecho, uno
debe saber que trata con seres humanos en plena formación y, además de ser muy
respetuoso de los niños y jóvenes como tal, tendría que ser muy coherente en
todo lo que hace y en todo lo que dice frente a ese público. Por ello, soy muy riguroso al seleccionar los
cuentos, intento no contar cualquier cuento, ni narrar cualquier historia o
soltar comentarios a la ligera. Y por ética, con la elección realizada, no
puedo negar mis palabras con hechos contradictorios.
Muchísimas
gracias por su apoyo y colaboración.
Preguntas: Nairubys González
Respuestas e ilustración: Armando Quintero Laplume
No hay comentarios:
Publicar un comentario