CVCP Buenas tardes
estimado profesor.
Le agradezco enormemente su disposición para ayudarme en este trabajo,
agradezco además la facilidad que me brinda al proponer responder las preguntas
por este medio, es para mí una gran ayuda.
Como le comenté en un principio el trabajo se trata de la oralidad,
abordo por un lado la influencia positiva que tiene en nuestra vida, una manera
de evidenciarlo es conociendo cómo ha sido la labor de quienes se han dedicado
a darle sonoridad a la palabra y ofrecerla a las personas para conquistar
sueños, calmar tristezas, sembrar esperanzas, brindar sonrisas, en fin, mi
propósito es poder conocer, como ya le dije la bella experiencia de narrar
en la propia palabra de los narradores.
He aquí las preguntas:
CVCP ¿Qué significa para usted contar cuentos?
AAQL Divertir y divertirme con los otros a través de las palabras. ¿Qué es
contar cuentos? No sería otra cosa que un simple acto de comunicación directa
entre un narrador y su público. En ese acto, las palabras son dichas a viva voz y con todo el cuerpo por
parte del narrador pero, el público, no es un mero espectador pasivo de lo que
se realiza. Como, en todo su accionar, entran en juego numerosos lenguajes
verbales y no verbales, hay una interrelación con el público al que encantas y,
a su vez, te encanta. Muchas acciones afectivas y efectivas para interrelacionarte
con todos y cada uno con los que coparticipas en ese momento. Muchas emociones
brindadas y recibidas, mucho manejo de las sensaciones a conciencia, en lo
posible. Una manifestación artística que, pese a ser efímera e irrepetible
permanece en las emociones y las sensaciones de quien la ejerció y, por
supuesto, de quienes estuvieron en esa actividad, en esa comunión, que es la realización
de la misma.
CVCP ¿Por qué contar cuentos, narrar historias?
AAQL Federico García Lorca aseveraba que él escribía para que lo amaran. Partiendo de esa idea, diría que
cuento para sentirme un ser humano que comparte con otros seres humanos el
encanto de la alegría que nos brindan las palabras que se dicen y nos dicen
como tales. No cuento para educar ni moralizar a nadie. Para ello están los
maestros y profesores, los docentes. Y, para lo segundo, existen los sacerdotes
o religiosos. Esa es la tarea de ellos, no la mía, ni la de ninguno de los
narradores orales conscientes del oficio. Ni cuento para sólo entretener y,
menos, para evadir lo que haya pasado o esté pasando. En primer lugar cuento
para divertirme y divertir a los otros. Pero, no ignoro que, por añadidura educo,
moralizo, entretengo y también, evado.
Parto de la etimología de divertir: una palabra que, en el antiguo latín
significaba dos veces volcar, es decir, sacar hacia afuera lo que se tiene
dentro. Por ello, al narrar, saco lo mejor de mí para que los otros me
entreguen lo mejor de ellos.
CVCP Usted les da la palabra convertida en historia, fantasía, alegría… a
las personas que lo escuchan y ¿qué le devuelve ese público que la recibe?
AAQL Sus sonrisas, la intensidad de sus miradas, sus preguntas o
exclamaciones, sus ojos llorosos o sorprendidos, sus gestos y posturas de
escuchas, todos sus lenguajes verbales o no verbales, su coparticipación y
hasta sus carcajadas, sus aplausos, más o menos intensos, sus acercamientos,
sus abrazos, sus palabras y hasta la seguridad de su regreso a una próxima
actividad a realizarse.
CVCP ¿Cuándo decide contar historias?
AAQL Cuando me invitaron a hacerlo. La historia es larga porque tiene varios
momentos y diversas ocasiones. Antes y después de esa invitación. Intentaré
abreviarla. Siempre escuché cuentos, desde antes de nacer, desde el vientre de
mi madre. Nací y crecí entre muchos ancianos lectores y contadores de historias,
en una pequeña población de Uruguay que, por muchas razones, es de cuentos.
Comencé a dar clases de literatura como asistente de un profesor titular en
1966 y, para el año siguiente me dan tiempo completo. Recordé a los maestros y profesores
que me agradaban y comencé a usar los recursos que utilizaban. Así que, para animar
a la lectura, a los alumnos les contaba detalles de historias, anécdotas o
vivencias que tuvieran que ver con el texto que estudiábamos. Cuando llego a
Venezuela, a finales de 1978, le narraba historias o cuentos de Uruguay a los
paisanos, hasta que, en 1984-85 comienzan a aparecer los cuentacuentos en los
parques y lugares públicos de Caracas. Llevaba a mis hijas a esas actividades y
un día, quien coordinaba las mismas me invitó a narrar. Y comenzó todo. Como,
por formación, no soy improvisado y sé que para improvisar, como decía Enrique
Buenaventura, uno lo hace desde lo que
conoce, nunca desde lo que olvida o desconoce, por ello me formé emocional,
vocal, corporal y escénicamente para hacerlo con efectividad.
CVCP La vida como relato, ¿qué le dice esta expresión?
AAQL Mucho y poco que no sepamos como narrador. Uno narra desde sus propias
vivencias, desde sus propias experiencias vitales, desde el ser humano que es.
La vida de cada uno de nosotros es un cuento, dije una vez, y el vivirla es el
mejor de los cuentos. Sepamos honrar y agradecer cada momento de nuestra propia
vida.
CVCP ¿Piensa que el oír historias, cuentos puede cambiar o sanar la vida
de las personas?
AAQL “Cambiar o sanar la vida” es una elección de las personas. Es uno, como
individuo, el que decide cambiar o sanar, no los otros. A esa elección que, en
muchas culturas se le conocen recursos y soluciones para llevarla a cabo, desde
tiempos inmemoriales, cada vez con mayor seguridad, se los vienen aplicando en diversas
ciencias que tienen que ver con la salud y conducta de los seres humanos. Sé, y
por eso lo asumo entre mis recursos, que puedo abrirles puertas y ventanas a la
casa del corazón de los otros para que lean en el cuento que narro, qué pueden
encontrar en él para cambiar o sanar. Por ello, trato de no contar cualquier
cuento, ni narrar cualquier historia o soltar comentarios a la ligera. Sé la
verdad de lo que digo, por ética y estética, no puedo negar mis palabras con
hechos contradictorios.
CVCP Yo pienso que contar historias puede influir significativamente en la
formación
de las personas a través de la magia de
las palabras, así lo dice mi historia de vida (aunque no soy contadora de
cuentos lamentablemente) mi abuela me contaba muchos cuentos de pequeña y creo
que me quedé soñando en uno de ellos, por eso me gustan tanto las historias y
escucharlas mucho más. Admiro profundamente a las personas que dedican su vida
a darle sonoridad a la palabra.
Quedo comprometida con usted en enviar
copia de ejemplar del trabajo concluido y su respectivo reconocimiento por su
valiosa contribución.
Muchas gracias profesor Quintero.
Atentamente, Carmen Victoria.
Texto: Preguntas, Carmen Victoria Cedeño Pereira; respuestas, Armando Adán Quintero Laplume.
Fotos de Armando Quintero: Freddy Lacruz, en el Parque Simón Rodríguez, Los Ruices, Caracas.