22 Cuentos breves e hiperbreves
de 22 países de América
del Sur
El anciano refinado / Javier Villafañe
Después de leer un libro me lavo los ojos y las manos. Las palabras han sido
demasiado usadas y están sucias.
Aforismo / Carlos
Saavedra Weise
No sé cuál grito es más desgarrador, si el del
viento entre los sauces o el del hombre por un amor perdido.
Frase
de “Carnaval” / Jorge Amado
Pero ni aun así adquirió el difunto un aspecto púdico y
decente: era un muerto de carnaval, ni siquiera mostraba sangre de bala o de
puñalada corriéndole por el pecho que pudiera rescatarlo de su condición de
mascarita.
Después
de la guerra / Alejandro Jodorowski
El último ser humano
vivo lanzó la última paletada de tierra sobre el último muerto. En ese instante
mismo supo que era inmortal, porque la muerte sólo existe en la mirada del
otro.
Que
trata de la indagatoria al ingenioso caballero don Miguel / José
Carmona López
-¿Lugar?
-De
la Mancha.
-¿Nombre?
-No quiero
acordarme.
-¿Por qué?
-No sé. No quiero.
-¿Apellido?
-Hidalgo.
-¿De cuáles?
-De los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor...
-Gracias, eso es todo.
-… una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches…
-¡Basta! ¡Basta!
-… algún palomino de añadidura los domingos…
-¡Basta! ¡BAS-TA! Que siga el próximo caballero.
Dibujo práctico / Carlos Salazar Herrera
Junto a la torre de la iglesia, parecía que iba a tener lugar un eclipse de
luna... o reloj. ¡Era la hora
del aquelarre! La bruja
Elvira entró por la puerta azul de la casa blanca y cogió la escoba. ... Cogió la escoba... y se puso a barrer la sala.
Final / Antonio Orlando Rodríguez
Y… entonces le probaron el zapatico de cristal a la cenicienta; pero,
¡horror!, tampoco le sirvió.
Cosmogonía elemental
(fragmento) / Edgar Allan García
en
el principio era el caos
entonces
apareció ella y puso la ropa
en
su lugar los zapatos en su lugar
la
hermosura en su lugar y el corazón
del
hombre en el lugar preciso…
La ciudad y un fósforo / Ricardo Lindo
En un punto del desierto
hay una ciudad de espejos. Los espejos son tan pequeños y están distribuidos de
tal modo, que basta encender un fósforo para que la ciudad resulte profusamente
iluminada. La noche más oscura desaparece bajo el poder de un fósforo.
Hay
caravanas enteras enceguecidas al encontrar la ciudad a pleno sol. Caminaron al
azar, tanto más tenebrosas por dentro cuanto mayor era la claridad a su
alrededor, hasta ser devoradas por la mudas extensiones de arena.
Esta
ciudad es un cuento.
El mundo / Augusto
Monterroso
Dios todavía no ha creado el mundo; sólo está imaginándolo, como entre
sueños. Por eso el mundo es perfecto, pero confuso.
Entrenamiento
/ Kalton Harold Bruhl
En su
juventud, el abuelo, había recorrido la India, estudiado las costumbres de los
faquires. Nos contaba cómo permanecían inmóviles durante semanas, sin comer ni
beber nada. Casi sin respirar.
- ¿Crees que
ya practicamos lo suficiente? Me pregunta mi hermano menor.
- No lo sé
–le respondo y luego me quedo callado.
Creo que él también
empieza a sospechar, que el abuelo, ya olvidó adónde nos dejó enterrados.
Vestuario / José Emilio Pacheco
El rey se desnudó
aterrorizado. No tenía cuerpo. El era sólo el manto y la corona.
Sueño / Luis Enrique Mejía Godoy
Una
vez soñé que escribía un cuento. Al despertar del sueño también desperté del
cuento que ahora cuento como un sueño escrito.
La verdadera cenicienta /
Rey Barría
La
cenicienta sigue haciendo los trabajos más duros de la casa. Su traje de gala
está hecho trizas y manchado de ceniza. Sus zapatos 60 de cristal están
quebrados y para no lastimarse ha preferido andar descalza. Sus hermanastras se
han mudado con ella al palacio. El Rey
envejecido y gordo ya no organiza fiestas, sólo bebe cervezas y ve televisión.
Su Hada Madrina se ha jubilado La cenicienta junto al fogón sigue preparando la
cena para toda la familia, recordando la noche de su boda y lamentando su
condena de vivir del cuento para toda la vida.
Amanece / Gertrudis Graciela Delgado Padrón
Sólo cuando el vino les
ablandó el alma amaneció la noche.
Fernando
Iwasaki/ La guija
Siempre me advirtieron
que no moviera la copa y jamás les hice caso. Yo recorría las letras del
tablero y me tronchaba cuando veía sus caras descompuestas, cuando escuchaba
sus respiraciones entrecortadas, cuando sentía de pronto la caricia helada de
mis manos.
Una
noche partí la copa y cundió el pánico. Quise decirles que había sido yo, pero
ya era demasiado tarde. Sin embargo, no se quedaron en casa ni hubo que
clausurar aquella habitación como hizo mamá la última vez. Se fueron como
almas cargadas por el diablo y yo hasta ahora les echo de menos.
Los
nuevos inquilinos nunca juegan con el tablero, y a mí me da vergüenza mover las
cosas sin que me llamen.
Así se cuenta un Cuento / Josué
Santiago de la Cruz
(a Angel Ramiro Montes de Oca)
Oliver se levantó con ganas de pegarse un
tiro.
Llevaba meses
desempleado y los 2,500 dólares que esperaba ganar en el concurso de
microrelatos, se los dieron a un desconocido.
Su mujer a
diario lo hostigaba:
—
Busca trabajo, haragán, que la vida no es un cuento.
Para colmo, el
dueño del edificio le dio un ultimátum:
—
¡Tienes dos semanas para desocupar el piso y no me vengas con
cuentos!
Cansado de su
desventura, tomó los últimos $300 que le quedaban y los dio como depósito para
una Smith & Wesson que costaba $1,000.
Si todo marcha
bien, pensó, en unos meses termino de pagar el arma y acabo de una vez este
cuento que ya parece novela.
El soldado
/ Marcio Veloz Maggiolo
Había perdido en la guerra brazos y piernas. Y
allí estaba, colocado dentro de una bolsa con sólo la cabeza fuera. Los del
hospital para veteranos le compadecían, mientras él, en su bolsa, pendía del
techo y oscilaba como un péndulo medidor de tragedias. Pidió que lo declarasen
muerto y su familia recibió, un mal día, el telegrama del Army: "Sargento
James Tracy, Viet-Nam. Murió en combate".
El padre lloró amargamente y pensó para sí: "Hubiera yo preferido parirlo sin brazos ni piernas; así jamás habría tenido que ir a un campo de batalla".
El padre lloró amargamente y pensó para sí: "Hubiera yo preferido parirlo sin brazos ni piernas; así jamás habría tenido que ir a un campo de batalla".
Los elefantes tienen más memoria… /
Fabio Guerra
Los elefantes tienen más memoria que la maestra.
Ayer le pregunté a uno si se acordaba dónde nació.
Y él me habló de leones, selvas, tribus de negros,
brujos, cazadores.
Me habló del largo de la trompa de su madre, el número de
arrugas que tenía en la piel y el placer que le daba agarrarse a su cola.
Después hizo silencio y me miró fijo, detrás de los
barrotes de la jaula.
Ningún zoológico puede con la memoria.
Escape
/ Luis Barrera Linares
La gitana le presagió que moriría picado por
un alacrán.
De una vez el hombre decidió marcharse a un país de frío
eterno.
Un día se emborrachó con su amigo y le contó la historia.
Su amigo quiso saber cómo era el alacrán.
Y el hombre se lo dibujó sobre un papel cualquiera.
Cuando cayó muerto sobre la silla, su amigo apretó entre
las manos el papel en blanco.
Ilustración: Jeremy Miranda / Selección de textos: Armando Quintero Laplume
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