Clarissa, la vaca azul

Clarissa, la vaca azul
paseando por el campo

miércoles, 27 de enero de 2010

A Teodoro Petkoff por su editorial EL CUENTACUENTOS










Ilustración tomada de Galería de Mariana Seoane en ilustradores.com


Caracas, 19 de enero de 20010.

Estimado Dr. Teodoro Petkoff:

Con el interés correspondiente, y con una muy seria preocupación, leí su Editorial EL CUENTACUENTOS de ayer lunes 18 de enero del primer mes del año recién iniciado. Máxime por la foto de la persona que ilustra y acompaña la primera página de TalCual. Siempre tan “CLARO Y RASPADO”.
Aclaro que desde sus inicios he sido, soy y seguiré siendo un lector constante de sus editoriales. Y de los “Humor en serio” de Laureano Márquez.
El interés y la preocupación crecieron palabra a palabra con la lectura. Sentí la claridad de lo expuesto en su editorial. Pero, también sentí que su título nos raspa el nombre de un oficio que varias personas ejercemos en el país y, muchos, hemos sabido dignificar.

Al arte de narrar cuentos, que es el oficio más viejo de la tierra (*), lo ejerzo personalmente desde hace más de cuarenta y tres años. Primero como docente en Literatura, luego como exiliado y como padre de familia, hasta llegar a ejercerlo profesionalmente en numerosos Festivales Nacionales e Internacionales, en la fundación y dirección de las agrupaciones de Narración Oral Cuentos de la Vaca Azul y, en la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, como docentes en los Seminarios de las Escuelas de Educación y de Letras y como Director de la agrupación Narracuentos UCAB, que es la agrupación de los mal llamados “cuentacuentos” (**) de nuestra prestigiosa casa de estudios.
Le aclaro que mi preocupación se vio acrecentada cuando, al mediodía de ayer, como las casualidades no existen, me entregaron desde Locatel, el número 33 de la revista + salud. La de ahora, de enero del 2010. En su página 13, aparece una nota dedicada a mi trabajo. Ilustrada, además, con una buena y ocurrente foto en la que estoy narrando a un pequeño grupo de niños.
Su antetítulo es: “Armando Quintero, cuentacuentos” . Y, su título: “El cuento revitaliza lo mejor del hombre” que es una parte de una cita textual, tomada de mis palabras por la persona que realizó dicha nota.
Tanto el antetítulo como el título se tornan doblemente preocupantes por comparación. La importancia de esta revista, que quizás sea de un alcance más focalizado que el de su periódico, tengo entendido que es significativa. Como significativo es lo contradictorio que resulta al enfrentarlo con el título de su editorial. Que, sobre todo, nos cuestiona como narradores orales y como las personas que dignamente ejercemos el viejo oficio. ¿No le parece?

Máxime que, desde las cinco de la tarde de ayer, en la voz de algunos de los entrevistados por un programa reconocido y, luego, por los periodistas del canal en el cual usted mismo fue entrevistado, se utilizaron términos como “cuentacuentos”, “puro cuento” y otras menciones descalificadoras. Y me sentí dolorosamente aludido. Noté, y lo destaco, que usted eludió el juego en el que se le quiso meter en un momento. Al menos, tomó un silencio prudencial.

Quienes conocen mi trabajo saben por dónde van mis palabras cuando cuento. Y la coherencia de mis actos en relación con ellas. Eso no me angustia. Pero, no deja de preocuparme que se generalice el vocablo, hecho muy común en el país, y el término “cuentero”, que hubiera sido el correcto, sea cambiado por “cuentacuentos”. Eso sí, sería peligroso. Y, si me lo callo, lo otorgo.

Para finalizar, vaya una breve anécdota personal que creo tiene mucha relación con el tema. Y, hace comprensible el uso que Usted hizo del vocablo.
Hace un par de años, al entrar a mis actividades en la Universidad, en el cafetín que está al culminar la pasarela del metro, se habían reunido un grupo de profesores de posgrado. Uno de ellos me llamó e, inmediatamente, me dijo:
- Te están buscando del gobierno.
No voy a decir que no me preocupó lo de “te buscan” unido a “gobierno”. Tanto usted, como yo, en sus respectivos tiempos y situaciones, lo sabemos.
- ¿A mi? – respondí extrañado - ¿Y, por qué?
- Para que les enseñes a contar cuentos.
- ¡Ah! No, chico - respondí de inmediato – están equivocados. Yo cuento cuentos y, eso, todo el mundo lo sabe. Pero no digo mentiras.

Y, de “eso” me precio. He sabido reunir con precisión ética y estética. Por formación. Gracias a los excelentes educadores que siempre he tenido.
Y no dejaría de indicarle a nadie un error cometido que, como en el caso del docente anterior, se inició al elegir un uso equivocado de una palabra que, en nuestro entorno logró, a esfuerzo y corazón, cierto respeto por su dignidad.
Siento que su editorial nos hará trabajar más para revitalizar y dignificar el mágico oficio que ejercemos. No viene mal. Lamentaremos todo lo que se pueda seguir distorsionando el vocablo. Trabajaremos para que no sea así.
Sin más y esperando de su parte una rectificación de lo expuesto o, al menos, una aclaratoria. Le saluda muy atentamente,

Armando Quintero Laplume
http://cuentosdelavacaazul.blogspot.com/

Notas
(*) “Hace ya bastante tiempo”, un poco en broma y mucho en serio, le dije a un alumno de uno de mis talleres, que discutía con otro, no sé por qué, y le aseveraba que el oficio más viejo de la tierra era la prostitución: - “Tenga cuidado. No se deje convencer por lo que se dice. Para que exista una prostituta, tuvo que existir uno que le contara un cuento y ella se dejara convencer. Es seguro que tuvo que existir un narrador de cuentos”. No estoy convencido que eso sea tan así, y menos que siga siéndolo. No hay manera de comprobarlo. Además, “al menos yo, no estaba ahí para aseverarlo”. Como decía un viejo amigo bromista, el ceramista uruguayo Prof. Tomás Cacheiro, cuando se refería a los inicios de la humanidad en sus clases de Historia del Arte de Magisterio.

(**) Muchas veces hemos señalado nuestras discrepancias sobre el uso del término “cuentacuentos”, que es la palabra que comúnmente nos identifica en Venezuela. Tengo, en mi texto ¿Quieres contar cuentos?, publicado en http://www.analitica.com/media/3183637.pdf , una lista de Algunas definiciones para el oficio que pueden consultarse.

En este blog, puede ver dichas definiciones en el archivo del mes de junio del 2009.


Respuesta de Teodoro Petkoff



paraArmando Quintero Laplume
fecha19 de enero de 2010 19:35
asuntoRE: A Teodoro Petkoff por su editorial EL CUENTACUENTOS



Amigo, no sabe cuanta razón tiene y me apena haber incurrido en ese error. Sabe bien que mi intención no era despectiva sino subrayar la condición de cobero y cuentero, como usted dice, del interfecto. Disculpeme. Saludos cordiales. teodoro


Para ver el editorial de TalCual del 18/01/2010 pulse aquí abajo:

http://www.escondiendolanoticia.com/en/mas.php?%20idnoticia=7500

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