Clarissa, la vaca azul

Clarissa, la vaca azul
paseando por el campo

miércoles, 25 de enero de 2012

Texto tomado del blog "que quieres que te cuente..." de José Campanari


A la espera del inicio de nuestra última presentación del  año. Parque Caballito de Altamira, Caracas. 
Parte del público asistente el domingo 11 de diciembre de 2011..

EL ARTE DE CONTAR HISTORIAS DE VIVA VOZ EN TIEMPOS DE CRISIS.
Por un lado y por otro escuché decir que nuestro oficio de narradores orales, contadores de historias o cuentacuentos, está a piques de desaparecer. Que algo que empezó hace no muchos años está llegando a si fin. Que los cuentos contados de viva voz están en vías de extinción.
Yo creo que estamos en tiempos de crisis, en una época rara. Que los que nos dedicamos a esto de contar historias no sabemos de dónde vamos a sacar el dinero para los garbanzos. Pero justamente creo que, por lo raro de los tiempos que corren, nuestro arte está en alza.
Entiendo que las programaciones a las que estábamos acostumbrados están disminuyendo o desapareciendo, que los festivales no saben cómo sustentarse, que los bares están cerrando, que todo parece indicar que no quedará ni un hueco en donde contar.
Creo que lo que fue nuestro sustento está en la incertidumbre más absoluta y que los que no sabemos hacer muchas otras cosas probablemente terminemos de dependientes en el Corte Inglés o recurriendo a nuestras otras escasas habilidades para poder llevar un plato caliente a la mesa en estos tiempos de frío (extraño también el clima, por cierto)
Pero quizás sea el momento de pararnos a pensar porque contamos.
De detenernos y ver las caras de la gente escuchando en las pocas sesiones que tenemos.
Y de salir a la calle a buscar nuevos espacios, porque en los tiempos donde la extrañeza del cotidiano nos invade, una buena historia bien contada puede darnos un respiro.
Hay gente que quiere escuchar historias y hay gente que quiere contarlas. Entonces no se está extinguiendo nuestro arte, sino el sustento al que estábamos acostumbrados en los tiempos de vacas gordas.
Ahora las vacas estan flacas y se las lleva la brisa. Vuelan por el aire entre las amapolas y los girasoles (junto con las mariposas) , se cruzan y sonríen con las nubes…. Y esto alguien tiene que contarlo. Ahí estamos nosotros que con nuestra voz, nuestro gesto y nuestras emociones, dispuestos a viajar por otros mundos con quienes quieran acompañarnos, para luego volver renovados y con nuevas esperanzas.
Sé que esto suena romántico y contar por el placer de viajar no alimenta el cuerpo. Pero no olvidemos que nuestro oficio tiene mucho de alimentar el alma.


 Para ver el artículo en el blog, haga clic en el enlace:
http://campanari.blogspot.com/2012/01/el-arte-de-contar-historias-de-viva-voz.html


lunes, 16 de enero de 2012

Con algo de la nostalgia de siempre
















El corazón al sur
Tango 1976

Nací en un barrio donde el lujo fue un albur,

por eso tengo el corazón mirando al sur.
Mi viejo fue una abeja en la colmena,
las manos limpias, el alma buena...
Y en esa infancia, la templanza me forjó,
después la vida mil caminos me tendió,
y supe del magnate y del tahúr,
por eso tengo el corazón mirando al sur.

Mi barrio fue una planta de jazmín,
la sombra de mi vieja en el jardín,
la dulce fiesta de las cosas más sencillas
y la paz en la gramilla de cara al sol.
Mi barrio fue mi gente que no está,
las cosas que ya nunca volverán,
si desde el día en que me fui
con la emoción y con la cruz,
¡yo sé que tengo el corazón mirando al sur!

La geografía de mi barrio llevo en mí,
será por eso que del todo no me fui:
la esquina, el almacén, el piberío...
lo reconozco... son algo mío...
Ahora sé que la distancia no es real
y me descubro en ese punto cardinal,
volviendo a la niñez desde la luz
teniendo siempre el corazón mirando al sur.




Tomado de Todo tango: