Clarissa, la vaca azul

Clarissa, la vaca azul
paseando por el campo

lunes, 11 de septiembre de 2017

Entrevista realizada por: Nairubys González




Dirigida a: Armando Quintero Laplume.
Cuya labor de promoción de Cultura de Paz y de Literatura Infantil y Juvenil, lo realiza a través de: la Docencia en Literatura, la Docencia en Narración Oral y Artes Escénicas, como Cuentacuentos, como Promotor de la Lectura y la Escritura y en sus escritos e ilustraciones de cuentos para niños, jóvenes y adultos.

A partir de su experiencia:
1)    ¿Cómo pudiese describir su experiencia como promotor/a de Cultura de Paz y/o de Literatura Infantil y Juvenil?

Estoy seguro que lo que me llevó a ello fue resultado de un proceso que se gestó  desde mi formación inicial. Nací y crecí en una zona de Uruguay –la llamada Suiza de América- donde los peones y jornaleros narraban muchos cuentos, anécdotas, historias o vivencias e, incluso, varios de ellos le leían a los otros cuanto periódico, revista o libro llegaban a sus manos. Aclaro que los relatos orales no lo hacían para los niños o jóvenes sino para toda la comunidad. Fue a finales de la Segunda Guerra Mundial y el inicio de la postguerra. Se recibían, como en todo el país, a muchos emigrantes europeos: italianos, franceses, españoles y judíos. Como también emigrantes de Europa Central y del Cercano Oriente. A nuestros padres, abuelos y educadores siempre los vimos conversar y compartir experiencias y saberes con ellos. Pero, sobre todo, predicar con el ejemplo de la tolerancia y la aceptación del otro, en dichos y en hechos. Como, también lo hacían con la lectura porque les veíamos leer mucho. Mi primer año escolar se realizó en una escuela granja donde las dos maestras que atendían los tres primeros grados nos enseñaron a leer y a escribir en los poemas de Federico García Lorca -se cumplían quince años de su asesinato- Rafael Alberti, Miguel Hernández, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado y Pablo Neruda, no sólo en los libros obligatorios y convencionales fijados por el Ministerio de Educación. Recuérdese que la educación formal era “laica, gratuita y obligatoria” desde finales del siglo XIX y los educadores tenían una muy buena formación para ejercer como tales. A la ciudad capital de nuestro departamento la visitaron personalidades tan reconocidas como León Felipe, Andrés Eloy Blanco, Pablo Neruda, Atahualpa Yupanqui, entre otras, y dejaron hondas huellas en los niños y jóvenes de nuestra generación. Sin dudas, todas estas experiencias, vitales, signaron mi elección profesional para formarme en lo que hago y en lo que soy.

2)    ¿Cómo utiliza la Literatura Infantil y Juvenil para promover la Cultura de Paz?
No la utilizo, me valgo de recursos que me aporta la narración oral para directa o indirectamente resaltar elementos en común que contribuyan a la promoción y difusión de la Cultura de Paz. Y, sobre todo, me dejo influir por ella leyendo y releyendo, recordando cuentos que me narraron o me leyeron, buscando permanentemente nuevas historias, estando atento a las lecturas de otros. Trabajo sobre dos máximas que aprendí de mis educadores y maestros. La primera: “Uno tiene que leer diez cosas para poder dar una”. La segunda: “Se habla muy bien de lo que se sabe, no de lo que se olvida o desconoce”. Lo demás se da de añadidura. El arte de narrar cuentos, a viva voz y con todo el cuerpo, es una acción de comunicación directa que interrelaciona a quien lo ejerce con un público y, por ello, lo influye y, a su vez, es influido. Uno tiene que tener en cuenta que su intención es, ante todo, divertir a ese público. Como lo es, por regla general, en cualquier manifestación de las artes escénicas. Uno no pretende moralizar ni educar, esas son las funciones de los religiosos y la de los educadores, Para eso están. Además, no sería aceptado ni por niños y menos por los adolescentes, una persona que, diciendo que viene a contarles un cuento, venga a darle pautas de cómo comportarse o cómo aprender sobre algo. Narrar cuentos es divertir. Pero, quien narra ha de saber qué es divertir. Según nos dice Joan Corominas, en su Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana: “divertir” es una palabra compuesta que, en el antiguo latín, significaba “dos veces verter, dos veces volcar”, su verdadero significado sería: “sacar hacia afuera lo que se tiene dentro”. Eso es lo que hace un buen cuentacuentos: saca lo mejor de él para que el público le entregue lo mejor. Además, sabemos que ningún cuento es inocente. Todo texto tiene un mensaje. Por ello, hay que ser muy cuidadoso al seleccionar un texto para compartir con un público, máxime si éste es de niños o de jóvenes. Seamos conscientes o no, con él enseñamos y damos sugerencias de cómo nos comportarnos en la vida
3)    ¿De qué forma considera que influye la Literatura Infantil y Juvenil relacionada a la Cultura de Paz en la infancia y juventud?
Como cualquier público, un niño –incluso un adolescente, aunque al comienzo pueda ser muy reticente para manifestar sus emociones- al escuchar un cuento narrado a viva voz y con todo el cuerpo, es casi seguro que “se deja llevar” e influenciar por las palabras de la historia. Además, como coparticipamos con él y no es un mero espectador, si supimos leer sus reacciones a partir del primer momento, sabemos que hace vivo y suyo al cuento. Porque, como público, traduce emocionalmente, “a su imagen y semejanza”, cada una de las acciones de los personajes, cada uno de los espacios donde se mueven y a cada palabra la ve reflejada en el entorno en el que vive y comparte su realidad cotidiana.

4)    De cara a los diferentes conflictos (sociales, familiares, educativos, personales, etc.) en los que se pueda encontrar la niñez o la juventud de diferentes contextos: 
a.    ¿Cómo se debe trabajar o reflexionar sobre el conflicto con el público infantil y juvenil a través de la Literatura Infantil y Juvenil?
Como decía el poeta León Felipe: “Yo no sé muchas cosas, es verdad, digo tan sólo lo que he visto”. Antes de cada presentación, entre otras cosas, recurro a mis recuerdos, “hago pasar de nuevo por mi corazón” algún detalle de mi experiencia como lector infantil y juvenil. En lo personal, siempre me da resultados. Y trabajo desde el asombro, la interrogación, la sugerencia. Nunca desde el conflicto en sí o desde la afirmación desnuda, descarnada, de lo sucedido o de lo que sucede. Abro puertas y ventanas. Siembro con los cuentos y poemas muchas semillas de solidaridad, tolerancia, equilibrio para buscar y encontrar, en común acuerdo, otras preguntas que lleven a nuevas preguntas. No doy respuestas a nadie para encontrar soluciones acordadas. Al estilo de la mayéustica socrática.
b.    ¿De qué forma considera que la Literatura Infantil y Juvenil pueda incidir en el público?

Siempre lo hemos dicho y lo decimos, desde muy niño, los narradores orales campesinos, los educadores y los abuelos nos lo enseñaron en palabras y en hechos: Ningún cuento le cambia la vida -o su comportamiento ante ella- a nadie. Pero, es seguro, que le  abre una puerta o alguna ventana para que sea él quien elija hacerlo y ser mejor de lo que era hasta el momento de escucharlo e integrarlo a su vida. Y eso, sí es importante ¡y vale mucho!

5)    Si tuviese que elegir un título u obra de Literatura Infantil y Juvenil para reflexionar sobre la Cultura de Paz con la niñez o la infancia, ¿cuál o cuáles elegiría? ¿por qué?

La otra orilla de la chilena Marta Carrasco porque nos permite, sobre todo, comprender y valorar la tolerancia ante la diversidad cultural de las familias que, algunas veces, nos pueden llevar a discriminar a los otros por prejuicios ante las costumbres, las apariencias físicas y los estilos de vida. Además, el punto de vista de este relato –una niña que cuenta su vivencia- nos permita observar que no son los niños los de los prejuicios, las discriminaciones, las intolerancias sino los adultos que educan y transmiten antivalores como normas de comportarse.


6)    ¿Cuál ha sido su mayor reto como promotor/a de Cultura de Paz y/o de Literatura Infantil y Juvenil?
Presentarme ante un público con el que uno se comunica “en vivo y en directo” es ya un enorme reto. En mi caso, es casi a diario y, sobre todo, constante desde hace más de cincuenta años.


7)    ¿Qué es lo más gratificante de su trabajo como promotor/a de Cultura de Paz y/o de Literatura Infantil y Juvenil?
Las sonrisas que recibo de parte del público, la multiplicidad de miradas mientras narro, los gestos y posturas de quienes escuchan. Como, también, todos sus lenguajes verbales o no verbales, su coparticipación y hasta sus carcajadas o tristezas. Sus aplausos con mayor o menor intensidad, según el agrado o interrogante que les dejó en el corazón lo presentado. Sus acercamientos al finalizar la presentación, sus palabras, sus preguntas o exclamaciones, sus ojos llorosos o sorprendidos, sus abrazos y hasta la seguridad de su regreso a una próxima actividad a realizarse.


8)    ¿Qué anécdota que le haya conmovido o recuerde con cariño pudiese comentar?
La de una niña de unos tres años con una hermana de unos seis que, hace unos años, al finalizar una presentación en un espacio público en el que narramos por varios años, se me acercó y, para mi sorpresa y de sus familiares, preguntó:
-       ¿Tú eres viejo, verdad? ¿Qué edad tienes?
-       Unos sesenta y dele - le respondí, sonriendo.
-       ¡Pero eres viejo! – dijo, con una larga “o” final, para volver a preguntar de inmediato: - ¿Y no te has muerto todavía?
Ante las miradas de su hermana y madre, suponiendo un regaño le dije, seguro:
-       No. Porque me mantienen vivos los cuentos y poemas que me sé.
Pasados quince días llegaron a la nueva presentación y la madre me dijo:
-       ¡Profe, la que me hizo! Ahora ella –y señaló a la hija menor- no quiere irse a dormir si no le cuento un cuento. Pero, ¿sabe para qué? – y ante mi silencio de sorpresa, agregó: Para, luego, contárselo a su abuelo.


9)    ¿Algún consejo o reflexión que quisiera compartir?

En esta elección de vida que uno ha hecho, uno debe saber que trata con seres humanos en plena formación y, además de ser muy respetuoso de los niños y jóvenes como tal, tendría que ser muy coherente en todo lo que hace y en todo lo que dice frente a ese público. Por ello, soy muy riguroso al seleccionar los cuentos, intento no contar cualquier cuento, ni narrar cualquier historia o soltar comentarios a la ligera. Y por ética, con la elección realizada, no puedo negar mis palabras con hechos contradictorios.


Muchísimas gracias por su apoyo y colaboración.


Preguntas: Nairubys González
Respuestas e ilustración: Armando Quintero Laplume

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