Clarissa, la vaca azul

Clarissa, la vaca azul
paseando por el campo

lunes, 30 de mayo de 2011

Noticia que hemos recibido: ¡Biblioteca Plan Ceibal en las Escuelas!

Ilustración de la invitación a la
11ª FERIA DEL LIBRO INFANTIL Y JUVENIL
Del 1 al 12 de Junio en la Intendencia Municipal de Montevideo




Estimados amigos:
Nos complacemos en comunicarles que la Biblioteca Plan Ceibal ya es un hecho y los primeros más de cien libros, de los cuales Uds. son protagonistas, estarán a partir del 1 de Junio en todas las escuelas de nuestro Uruguay.
Desde aquí va nuevamente el agradecimiento a todos y cada uno que desde su aporte han invertido en este proyecto que hoy es un servicio real y que podemos ofrecer a nuestros niños y maestros.
Los libros de la Biblioteca Plan Ceibal ya pueden ser descargados en las XO de cada niño, para su lectura en la escuela o bien para compartirlos con su familia.
Este es un proyecto que comienza. Este es el primer logro, que los niños puedan acercarse a la lectura, que las maestras puedan motivarlos con recursos innovadores.
Para darle un marco apropiado y acercarnos a quienes serán los usuarios, Biblioteca Plan Ceibal estará presente en la 11a Feria del Libro Infantil y Juvenil que se desarrollará del 1 al 12 de Junio en la Intendencia Municipal de Montevideo.
Esperamos a quienes se quieran acercar para ver la Biblioteca en funcionamiento y en interacción con los propios chiquilines (adjuntamos invitación).
De nuevo, gracias, y seguimos en contacto.
Equipo de Contenidos de Ceibal.

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Los libros de Armando Quintero Laplume que puedes leer en la Biblioteca Plan Ceibal son los siguientes:
Clarissa y el mar 
Una mujer un hombre y varios corazones 
Juan Juanita y la princesa seria
Un pupitre doble con un tintero al centro 

sábado, 28 de mayo de 2011

El libro de las preguntas

Portada de la nueva edición del libro de Armando Quintero que publicó EditoraCadenaCapriles

   "Ésta es la historia de una abuela bruja, pero una bruja moderna, sin verrugas, sin escoba y, como casi todas las abuelas, muy consentidora, con mucha sabiduría y con un libro muy especial... El libro de las preguntas... un libro construido con unas muy curiosas interrogantes que quizás ya te hayan pasado por la cabeza alguna vez. La imaginación, el juego y el humor son el hilo conductor de esta serie de preguntas que sólo pueden ser respondidas con tu ayuda" 
   Así está escrito en la contraportada del libro la síntesis del mismo para motivar y atrapar a sus lectores.
   Escrito por Armando Quintero, ilustrado por Gisela Arévalo y publicado por Editora Cadena Capriles, el libro en sí es algo más que lo dicho en esa síntesis.
   En primer lugar, es un pequeño y modesto reconocimiento a El libro de las preguntas de Pablo Neruda del cual, con algo de irreverencia, se ha tomado su título. Y a los libros Tres preguntas y un cuentito de Laura Devetach y Preguntario de Jairo Aníbal Niño. Lecturas necesarias que siempre recomendamos por lo sorprendente que son, por su humor y por su ternura. Y que, además, son cualidades reconocidas de estos tres escritores maravillosos. E imprescindibles para niños, jóvenes y adultos.
   En segundo lugar, a dos ancianos maravillosos de nuestra infancia, los hermanos Lucrecio y Felipa Veloz de quienes se tomaron datos vitales para los personajes de esta historia y fueron nuestros abuelos del corazón. Conocidos y reconocidos.
  En tercer lugar, a los recuerdos conservados en nuestras cajitas del alma y revitalizados permanentemente como mágicas llaves para abrir las puertas y las ventanas de nuestros cuentos y poemas.

lunes, 23 de mayo de 2011

Reflexiones, apuntes y recuerdos tomados de Los cuadernos de Julio Márez



(Sobre la Narración Oral Escénica I) 
            “Si la narración oral escénica es ‘una conducta expresiva del ser humano transformada en arte’, estoy estableciendo un dogma al cual obedecer. Estoy considerando que la totalidad de los pensamientos, de los sentimientos, de las sensaciones que tengo, es decir, de los conocimientos y experiencias que como ser humano poseo, pueden y deben ser transformadas por mí – en el instante en que narro- y por los asistentes a mi presentación como público – en el instante en que eventualmente me escuchan- en un ejercicio poético donde por coparticipación vamos convocando  al encuentro y recreando la vida que como narrador comparto y que puede, y casi siempre tiene, el valor de la propia vida – a su imagen y semejanza- de cada uno, en lo individual y, de todos, en lo colectivo, de los que me escuchan como público”.
-          No está mal su esfuerzo por realizar una síntesis de las definiciones de la
narración oral escénica – le decía a uno de los alumnos del Seminario de Oralidad y Literatura-. Ese era el ejercicio escrito a realizar en el aula. Separado de algunas observaciones que habría que hacerle, y algunas correcciones - ¿Cómo lo diría en menos y más simples palabras?- se me ocurrió proponerle, cuando me entregó su trabajo.
El alumno meditó. Parecía afirmar, borrar, tantear y enmendar en su cabeza. Luego
pasó a la pizarra y escribió:
            Cuenta que serás contado.
            -Con una aclaración, profesor – nos explicó a todos-. La expresión “que serás contado” está por “serás tomado en cuenta”, “hablarán de ti”. No sólo porque piense en la necesaria permanencia del narrador por la valoración de los otros unidos al esfuerzo personal que le haya dedicado a su oficio. También por la conocida coparticipación del público...
-          Entendido, muchacho. Entendido.

( Aviso a los narradores orales I)
            -Hay que estar con nuestros sentidos alerta – les decía a los alumnos, mientras los pájaros saludaban a los últimos rayos del día- nuestros corazones abiertos y nuestra razón bien despierta puesto que nuestro decir y hacer establecen, en el instante en que presento oral y escénicamente un relato, una relación de comunicación con los otros donde vamos y se nos va avisando, encaminando, informando e influyendo sobre una relación del hombre con la realidad y una actitud frente a ella que es plenamente compartida y coparticipada- a plena conciencia de ambos, o no- por quien narra y quienes escuchan.
            -En otros términos- pareció interrumpirme un alumno- como siempre se nos está avisando, y siempre lo hemos comprobado: al narrar no estoy, ni soy solo: al narrar estoy y “soy solidario, no solitario” Que, si mal no recuerdo, lo último lo dice Francisco Garzón.
            -¡Cómo que el alumno Martínez no está atardeciendo, sino amaneciendo! - les concluí, entre las sonrisas de todos.

(Apuntes I) 
            Parodiando a Juan de Mairena, afirmemos:
            El que no narra a un hombre, no narra al hombre; el que no narra al hombre, no narra a nadie.

(Sobre el ejercicio del narrador oral II)
            Si el narrador oral, como sabemos tiene que hablar claro, tiene que hacerse comprender por todo el mundo con sencillez, uno se sentiría tentado a pensar: son muy pocos en el mundo los que pueden hablar de ese modo y menos todavía los que logran hacerse oír. Y aquí caeríamos en errores – más aún, en horrores- sobre los contenidos verdaderos de nuestro oficio, tanto en lo ético como en lo estético que, no nos cansamos de repetirlo, no son valores separados. No sólo dejaríamos de comprender que la narración oral es un acto de humildad, de equilibrio y de belleza, sino – y esto es quizás más grave- no aceptaríamos, por lo menos en los hechos, lo que nos afirma Garzón Céspedes: “La narración oral es un acto de indagación, donde el ser humano, al narrar a viva voz y con todo su cuerpo, duda y hace dudar, pregunta para alentar una respuesta interna de cada quién y colectiva, de cada público y por esta vía reafirmar los aciertos, criticar los errores, superar los defectos, y defender la permanencia e integridad de los principios humanos universales”.
            Es por ello que siempre tendríamos que proponernos – y lo agregó con un brillo de picardía en la mirada- si nos queremos dedicar al oficio de la narración oral, para su hacer y para su ser: marchar siempre por el medio y en profundidad. Seamos creadores, no repetidores. Hagamos preguntas cuyas respuestas, a su vez, sean nuevas preguntas. En arte, dudemos, siempre dudemos. Fundamentalmente de todo aquello que parezca definitivo. Dudemos incluso de lo que acabamos de decirnos. Por lo menos, no lo tomemos al pie de la letra. O, como nos decía el maestro Juan de Mairena: “En general, los viejos sabemos, por viejos, muchas cosas que vosotros, por jóvenes, ignoráis. Y algunas de ellas – todo hay que decirlo- os convendría no aprenderlas nunca. Otras, sin embargo, etc., etc.”. Ello es válido, también, para la literatura como oficio. ¿O, no?

(Sobre la veracidad del narrador oral I) 
            -Al narrador oral tendríamos que exigirle – y se lo exigimos más o menos conscientemente- que crea en la verdad de lo que dice mientras cuenta, aunque luego nosotros lo pongamos en duda. Que nos transmita una fe, una convicción, que la exhiba, al menos, y nos contagie de ello en lo posible.
            -¿Sería como decir- me preguntó un alumno- que nos convenza con el cuento de que el cuento no es cuento?
            -Algo así por el estilo. Para que lo tenga a cuento...quise decir, en cuenta – le respondí.

(Apunte II)
            Los cuentos oralizados no se transmiten, aunque se nos quiera convencer de lo contrario. Los cuentos se engendran en la coparticipación que se genera en el momento mismo de su presentación por el narrador con su público. Crecen, se desarrollan, maduran y deben perdurar – lo efímero debe ser eterno como obra de arte- como las cosas creadas. Si no se logra eso, el narrador perece, por lo menos en ese momento. Y el cuento, también.

(Apunte III)
            El narrador oral es obra de sí mismo y de su relación con los otros, se hace a sí mismo mientras se va haciendo con los otros. No puede dar una imagen de sí, si no es su propia imagen con los otros. O no es. Menos podrá ponerse una máscara – para tratar de parecerlo- porque siempre tiene que dar la cara.

Reflexiones, apuntes y recuerdos tomados de Los cuadernos de Julio Márez  de Armando Quintero (1987-1992-1998)

Quint Buchholz o cómo crear cuentos desde las imágenes


Pulse en el enlace de abajo para encontrarse con imágenes sugeridoras para varios cuentos.
http://www.youtube.com/watch?v=NxX4f72Et4s&feature=youtu.be


En El libro de los libros, las ilustraciones de Quint Buchholz son la fuente de inspiración de los relatos que recopila.
En sus dibujosQuint Buchholz, muestra su originalidad a través de imágenes que representan la realidad de una forma casi fotográfica pero entremezclada con lo invisible, dejando espacio y libertad para que el espectador deje volar su imaginación. Y, en El libro de los libros, los lectores y los libros son los que configuran esas imágenes.
Este libro que descansa ahora tan amistosa, firmemente en sus manos es fruto de una de esas casualidades que determinan la vida secreta de los libros más que cualquier planificación. El pintor, dibujante e ilustrador Quint Buchholz se encontraba una tarde en nuestro despacho para mostrarnos sus trabajos, que, como sobrecubierta de muchos de nuestros libros, habían facilitado gracias a su imaginación poética el camino hasta el lector. Extendidas las hojas en el suelo, no fue difícil reconocer el motivo que las unía a todas: el propósito de representar el libro -o sus protoformas: el papel, la máquina de escribir, la pluma- justo en el instante en que éste recibe la historia y la transmite. Independientemente de los autores, Quint había dibujado la peripecia del libro, que va por el mundo recogiendo historias, o repartiéndolas, o haciéndolas enmudecer. Con su peculiar estilo, había dibujado una Historia de la Literatura como sucesión de los motivos necesarios para el nacimiento y la supervivencia de la misma. ¿Qué resultaba más adecuado, pues, que recurrir a unos autores, para que escribieran las historias que yacían implícitas en los dibujos de Quint?
Enviamos un dibujo de Quint a cuarenta y seis autores de países distintos, con la petición de que escribieran el texto oculto en él. Todos colaboraron. Y así surgió este libro. Un libro revelador de muchos aspectos de la escritura y de la lectura, y que es un homenaje a un gran artista, que sigue tejiendo de forma tradicional la vieja historia que sólo puede encontrarse entre las dos tapas de un libro.
Publicado por: Maria Elena Mateo — Domingo, 18 de diciembre de 2005  en El documentalista enredado

Mensaje para tu niño interior

Ilustración de Armando Quintero


Este video tan original combina varias ideas muy valiosas, y lo hace con creatividad, belleza e inocencia. Vale la pena mirarlo con mucha atención. Lo vi por primera vez en el sitio Nada irreal existe (un excelente blog acerca de Un curso de milagros), y tal vez lo más curioso es que se trata simplemente de una publicidad de pastillas.


Tomado del blog Amarse a uno mismo

domingo, 22 de mayo de 2011

María Teresa Andruetto: la imposibilidad de las certezas


En un poblado pequeño, en las Sierras Chicas, a unos 40 kilómetros de la ciudad de Córdoba, vive una de las más singulares voces de la literatura argentina de hoy: María Teresa Andruetto, ganadora del Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil y autora de importantes títulos de poesía y narrativa para los lectores adultos.
Andruetto -nacida en Arroyo Cabral, en 1954, en una familia de raíces piamontesas- define su relación con la literatura como “muy intensa y a la vez profundamente enlazada con las cuestiones cotidianas”. Según ella, la literatura está presente en todo lo que hace, “pero también sucede a la inversa: las cosas comunes, los asuntos de la vida, están presentes en lo que escribo”. Graduada de Letras en la Universidad Nacional de Córdoba, en 1992 ganó el Premio Municipal Luis de Tejada con la novela Tama. Desde entonces, su bibliografía no ha dejado de enriquecerse con obras como El anillo encantado (Sudamericana, 1993) y Stefano (Sudamericana, 1997), en el terreno de la literatura infantil y juvenil, y con libros para adultos como los poemarios Palabras al rescoldo (Argos, 1993) y Pavese/Kodak (Ediciones del Dock, 2008), la colección de cuentos Toda cacería es movimiento (Alción, 2002) y las novelas La mujer en cuestión (Alción, 2003; Debolsillo, 2009) y Lengua Madre (Mondadori, 2010).
“Los poemas nacen siempre de un impacto emocional/personal muy fuerte”, dice Andruetto. “El fabular tiene más que ver con mi deseo de ponerme en el lugar de otro/s e intentar de algún modo comprender sus conductas”. Y explica que escribe “como un modo de conocimiento, intentando explorar ciertos aspectos de lo humano que me interrogan y también para conocerme a mí misma”.
Su novela La mujer en cuestión (ganadora del Premio Fondo de las Artes 2002) ha sido objeto de grandes elogios y de no pocos estudios académicos por su original acercamiento al tema de las secuelas de la dictadura militar en Argentina. En esta, una de sus obras más ambiciosas, Andruetto reconstruye la vida de Eva Mondino, sobreviviente de una época de violencia y terror, a través del reporte voluntariamente objetivo de un concienzudo informante.
“Surgió de un sentimiento que a veces me arrasa, la imposibilidad de tener certezas sobre nada, o casi nada, en este mundo”, dice la autora cuando se le pregunta sobre el origen de La mujer en cuestión. “Empecé a girar en torno a esa mujer, como un núcleo enigmático que quería observar, me interesaba saber qué podían llegar a decir de ella los que la hubieran conocido, después apareció la idea del informante y entonces vinieron como de suyo los años de la dictadura en Argentina”.
Una pregunta que probablemente se han hecho muchos lectores de su novela es ¿cuánto hay en Eva Mondino de la experiencia vital de Andruetto durante los años de la dictadura o de casos reales que la escritora conoció de primera mano o investigó? “Todo y nada”, precisa ella. “No es mi historia en esos años, ni tampoco es la historia de un personaje real, pero muchas de las cosas que Eva hace o que se dicen de ella, fueron construidas a partir de recuerdos sobre personas o situaciones, frases que escuché por la calle, cosas que me pasaron o vi o supe que le habían pasado a otras personas. Se podría decir que La mujer en cuestión fue escrita como un collage, una colcha de retazos”.
Con esta obra, Andruetto realizó un significativo aporte a la vertiente de la novelística argentina que se aproxima al oscuro período que va de 1976 a 1983 y que explora sus repercusiones presentes (y futuras); una narrativa que busca preservar la memoria y sacar a la luz verdades ocultas. “La cuestión memoria/literatura, las novelas sobre la dictadura argentina, han ido girando en torno a ese núcleo y renovándose de diversas formas. Hoy están apareciendo novelas desde la perspectiva de los hijos, a veces escritas por los hijos de las víctimas, a veces desde personajes que tienen la edad de ellos, como sucede con Lengua Madre, una novela mía posterior a La mujer en cuestión. Particularmente pienso que el tema no está agotado, que habrá nuevas novelas desde ángulos nuevos, diciendo nuevas cosas sobre ese mismo núcleo”, señala Andruetto. “En lo que a mí respecta, el norte no ha sido la búsqueda de toda la verdad, ni siquiera la búsqueda de la verdad, sino más bien la búsqueda de cuestionamientos acerca de nosotros mismos como sociedad. No he querido darle al lector certezas que no tengo, he preferido incomodarme e incomodarlo. Creo también que puedo permitirme esto, porque en lo que respecta a la búsqueda de la verdad histórica, la sociedad de la que formo parte ha podido encontrar un camino legal, los juicios por los crímenes cometidos, de modo que el espacio de la literatura y del ensayo, ha quedado libre para hurgar en nuestras zonas personales más subjetivas y más secretas”.
¿Autores que considera sus maestros? “Es difícil decirlo, por una parte porque he bebido en corrientes de lectura muy diversas, por otra, porque una puede considerarlos sus maestros, ¡pero quién sabe si ellos/ellas nos considerarían sus discípulos!”, contesta. Aun así, menciona algunos nombres: “Creo que Pavese es un escritor que ha marcado mi escritura, así como Natalia Ginzburg y otros italianos del neorrealismo. Rulfo o la argentina Sara Gallardo y los narradores y narradoras argentinos de la generación post Borges (Daniel Moyano, Andrés Rivera, Griselda Gambaro...). Más tarde, y en cierta zona de mi obra, tal vez Sebald y Henrich Boll, y pienso, o espero, que también haya quedado algo de escritoras del sur norteamericano, como Flannery O´Connor o McCullers, o varones como Capote, Carver, Salter y Cheever, a quienes he leído con fruición”.
Actualmente Andruetto trabaja en un nuevo libro que define como una suerte de continuidad de Lengua Madre: “Estoy entusiasmada con ese mundo que vincula el de la protagonista de este proyecto (una mujer de 30 años) con el mundo de la primera novela que escribí, Tama, del que proviene su padre...”. •

Nota tomada de 

ESPECIAL/EL NUEVO HERALD




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