Clarissa, la vaca azul

Clarissa, la vaca azul
paseando por el campo

sábado, 20 de marzo de 2010

Temas de narración oral: Escuchar es mucho más que oír o como la transparencia en el oficio nos salva

Un pavo real en plastilina, tomado de Fotos del evento Plastilinarte, "Con ojos de niño".

“… la vida no nos está dada tan sólo para ser vivida, sino que nos proporciona la oportunidad
de inventarnos a nosotros mismos. Muchas veces no nos percatamos del inmenso poder que poseemos los seres humanos para hacer uso de la vida que se nos ha regalado como una gran oportunidad para hacer de nosotros la realización de un sueño. No sólo no nos damos cuenta de que disponemos de ese poder, sino que tampoco sabemos cómo utilizarlo, pareciéramos vivir de acuerdo a cómo se nos imponen las cosas. Los acontecimientos externos parecieran regir nuestro destino. La vida pareciera tratarnos muchas veces como marionetas y haciendo y deshaciendo de nosotros a su antojo. Pero la vida no posee voluntad propia. Lo que nos pasa tiene más que ver con cómo somos, con lo que somos capaces de ver y de no ver, con nuestra capacidad de aprendizaje.” Rafael Echeverría: Actos de Lenguaje, pág. 15. (*)


Narracuentos UCAB, además de sus actividades normales en la Universidad y desde agosto de 2008 en el Parque Caballito, realiza siempre presentaciones en colegios, otras universidades, bibliotecas, centros vecinales e instituciones culturales que solicitan su participación. Han representado a la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas en eventos nacionales e internacionales. Periódicamente, realiza talleres de formación – básica y de especialización – tanto para los estudiantes y docentes, como para personas interesadas en el maravilloso arte de contar cuentos. Además, entre una de sus labores importantes, apoya las actividades de Proyección a la Comunidad que la UCAB lleva a cabo en los barrios cercanos a la institución. Actividades que se realizan en conjunto con la Dirección de Cultura, desde hace ya varios años. Casi desde los inicio de la agrupación. Así que subir a las zonas de La Vega, Antímano, Caricuao no nos es ajeno. Sus espacios, el entorno y las situaciones que se viven a diario, tampoco. Ni lo son, ni serán, por supuesto, las sonrisas agradecidas de sus niños y de sus adultos, cuando narramos nuestros cuentos.
Con el nuevo psicólogo a cargo de Proyección a la Comunidad subimos, en fecha reciente, a festejar el “Día de la mujer”. Fue a uno de esos espacios en los que, periódicamente, y desde hace más de ocho años narramos cuentos para el programa “Una sonrisa en Navidad”. La única diferencia que se nos indicó de inicio era que, esta vez, narraríamos para adultos. Lo haríamos para las señoras de la comunidad, a quienes se les homenajeaba. Serían algo más de unas cuarenta o sesenta mujeres, posiblemente acompañadas de sus hijos y esposos. Es decir unas ochenta, posiblemente, algo más de cien personas.
Al subir al rústico que nos llevaría, a penas se inició la marcha, nos enteramos de un detalle relevante. Se había intentado reunir a toda la comunidad en una actividad común pero no había sido posible. El sector está muy polarizado. Se realizarían dos actividades conjuntas, una en el centro comunal y la otra en la cancha, al lado del espacio anterior. Una actividad cultural en el primer espacio. Una deportiva en el segundo. Y comenzaron a asomar nuestros temores: ¿Cuáles serían las condiciones, las situaciones y los resultados allí? Pero, ya íbamos para el baile y había que hacer lo mejor en él.

“Muchas veces escuchamos a individuos que exclaman: ´¡Eso no me lo merezco!´. Siempre me ha parecido extraña esa expresión. Pienso, por el contrario, que cada uno, en lo fundamental, salvo en situaciones fortuitas que a través del aprendizaje tenemos la posibilidad de regular, cada uno, digo, suele tener lo que se merece. No pongo en discusión que no siempre tenemos la capacidad de impedir que sucedan determinados eventos. Pero ése no es el punto. Los seres humanos tenemos capacidad de anticipar lo que puede suceder – y por tanto de prevenir que determinados sucesos nos afecten- y tenemos también que intervenir en la manera en cómo las cosas nos afectan. Ello es más que suficiente para evitar que los sucesos que no controlamos – que sin duda son muchos – comprometan nuestro sentido de vida.” Rafael Echeverría: Actos de Lenguaje, pág. 16. (*)

La situación planteada era muy clara: participaríamos en un acto por el “Día de la mujer” –que para los organizadores se mezclaba, además, con el “Día de la Madre” –, dentro de un conjunto de actividades programadas por el Centro Comunal. El entorno era el que se complicaba porque se había concretado la realización de dos actividades conjuntas, para el mismo día y a la misma hora, entre dos bandos antagónicos. En la cancha deportiva, un partido de football y en el otro espacio, el acto cultural en el cual participaríamos. El mismo, según nos informaron al llegar, se iniciaba con un acto protocolar, con el Himno Nacional, como corresponde; unos poemas recitados por niños, dedicados a las madres y a la mujer; unas tres danzas folklóricas, con cantos; la presentación de dos humoristas; nuestra presentación de “Cuentacuentos”; una coral, integrada por personas de la zona y, para el cierre, estaba previsto la entrega de diplomas de agradecimiento y un pequeño presente, a cada una de las damas asistentes.
Nuestros temores, los que comenzaron a asomar al subir al rústico que nos acercó al lugar, a partir de cada momento de acto, se acrecentaron. La pelota del partido de football golpeaba constantemente en las ventanas que daban hacia la cancha deportiva. El único micrófono de mano, que fue utilizado por todos, tenía un cable que era lo suficientemente largo como para darnos movilidad en el espacio. Pero, su sonoridad no era muy buena. Y, por los ruidos externos, no se podía narrar sin él. Así, mal se escucharon los anuncios del presentador, los poemas presentados por los niños, las canciones a viva voz en las danzas, dos venezolanas, una cubana.
Nuestro temor creció aún más ante la presentación anterior a la nuestra. Los humoristas eran dos echadores de chistes. Uno cubano, residenciado en la zona desde hace un par de años, según sus propias palabras, con su esposa venezolana presente entre las mujeres que asistieron a la actividad. El otro, fue presentado por el humorista como un venezolano, andino, para más dato. No entendimos si lo hizo por un gesto de humor, porque estaba naturalizado desde esas tierras o porque había vivido unos años en Cuba. Su acento, parecía tan de la isla como lo era el del anterior. Es importante señalar que este humorista interactuaba con su compañero y apareció portando un micrófono head-set, los de bolita, sostenido a la cabeza con un cintillo. Dentro de lo previsto, sus chistes no dejaron de ser de subido color, escatológicos y antinorteamericano. Aunque nos señaló que bajaría su tono por los niños presentes. Eso sí, dichos con toda “la chispa caribeña” de ambos. Sobre todo en el cierre “rapeado” y paródico de varias canciones y cantantes “gringos”, argentinos, venezolanos y cubanos. Fue un fragmento musical donde reaparece el primer humorista disfrazado de mujer para mostrar un diálogo entre “ella” y su esposo, por supuesto, alcohólico. El número fue muy festejado por el público asistente. Que quedó muy arriba. Como quedó nuestro temor, convertido ahora en miedo, cuando fuimos anunciados. O bailábamos o bailábamos. El reto era hacerlo escuchando, no sólo oyendo. Hacia arriba, y hacia adelante.

“Nuestra principal herramienta para evitar convertirnos en una víctima de la vida es nuestra propia capacidad de intervención. Y podemos intervenir no sólo en nuestro entorno, sino en nosotros mismos. Esto último da cuenta del poder más importante que poseemos. Los seres humanos participamos con los dioses en el acto sagrado de nuestra propia creación. Tenemos el poder no sólo de conocernos, sino de inventarnos a nosotros mismos. Cada uno, nos dice Friedrich Nietzsche, debiera desarrollar la capacidad de hacer de sí mismo su obra de arte. Los seres humanos son artistas que se crean a sí mismos. Lo sepan o no, sus vidas remiten a ellos mismos. Pero para hacerlo, para asumir esta responsabilidad que la vida nos impone, es preciso aprender primero a conocerse.” (Rafael Echeverría: Actos de Lenguaje, pág. 16) *

Fuimos anunciados por nuestros nombres. No se citó ni lo que hacíamos, ni el nombre de la agrupación, ni la institución que representábamos. Pero, por el entorno en el cual estábamos, por nuestro miedo ante las situaciones creadas y por desconocer lo que pudiera sucedernos ante ese reto asumido, aquello nos pareció una enorme tabla salvadora en el mar que podría ahogarnos como narradores orales.
“La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear. Porque ves allí, amigo Sancho Panza…”, pasó por mi cabeza. Y, de verdad, verdad sentí que era una quijotada lo que se iba a acometer en aquel momento. Máxime por el compañero que me acompañaba en esta lid (**).
Me lancé a conversar sobre lo ya presentado y, como ya habíamos establecido, con “Miedo”, el maravilloso cuento de Graciela Cabal, encantador de todo tipo de públicos. Los cuentos narrados a partir de ahí fueron los oportunos. Habíamos elegido desde el corazón, como se tienen que hacer las cosas, al decir de mi abuelita vasca. Frase que conocí, dicho sea de paso, repetida siempre por mi madre. Mucho antes de una muy similar de Francisco Garzón Céspedes.
Y jugábamos improvisando por todo el espacio y en el intercambio del tal mencionado único micrófono de mano que nos fue brindado. Escuchamos, más que oímos. Y la transparencia en el oficio permitió que nos salváramos. Por eso, luego de despedirnos y antes de salir del espacio, dije al público: “– Gracias por permitirme no sentir miedo”. Los aplausos aumentaron mucho más.
Las palabras y saludos que nos brindaron después fueron divertidos, sabrosos.
Cuando regresábamos a nuestra casa, al analizar lo sucedido. Le recordé al compañero un fragmento de la película de Benigni “El tigre y la nieve”. En él, el personaje les narra un cuento a sus hijas que han gritado asustadas por la aparición de un murciélago. Y reconoce que, al no ser escuchado ni creído por su madre, al narrarle el encuentro con un pajarito que se posó en su hombro, cuando era un niño que paseaba por un bosque: “– Era yo que no supe contarlo bien, hacerle sentir la emoción que había probado”. Y remata su diálogo señalando: “– Si las palabras no son justas, nada puede ser justo”.
(*) Citas tomadas del libro de Rafael Echeverría ACTOS DE LENGUAJE VOLUMEN I: LA ESCUCHA, GRANICA: Juan Carlos Sáez Editor, Buenos Aires, Argentina, 2008.
(**) Tiago De Jesús García, en nuestras presentaciones del espectáculo “Cuentos de Don Quijote y Sancho”, donde nos apoyamos en algunos recursos tomados del teatro siempre sugiere, y hasta representa en el diálogo de la aventura de los molinos de viento, al famoso personaje cervantino.
(***) Recomendamos ver el fragmento citado en YouTube: Benigni, El tigre y la nieve:
http://www.youtube.com/watch?v=UMysyEPJoDw

viernes, 19 de marzo de 2010

Cuentos para narrar: Cuatro cuentos mínimos sobre temas conocidos


Imagen tomada del facebook de Stella Artemis

Tierra antes de la Tierra

Dicen que hace mucho, muchísimo tiempo,
tanto que es seguro que no hay uno que lo recuerde,
hubo un huevo que parecía no tener vida.
Dicen que era pequeño. Tan chiquitito que cabía en la cajita de fósforos del bolsillo de la chaqueta del Primer Hacedor.
Dicen, también, que en un descuido se salió de allí.
Vaya uno a saber cómo.
Lo que sí se sabe es que, a causa de ello, pasó lo que todos sabemos.

El origen del aire

Un desconocido subió acompañado de los Hacedores de Fuego,
de Lluvias y de Flores a la montaña más alta que encontraron.
Desde allí, comenzaron a arrojar a unos seres recién creados
hacia las distintas direcciones del mundo conocido.
Todo se llenaba de sonidos, movimientos, colores y silencios
en tanto los nuevos seres tomaban vida sin caer, volando.
Así – dicen los abuelos de nuestros abuelos – fue como nació el aire:
creado por el maravilloso e imprevisible Hacedor de Pájaros.

La pulga en la oreja

– ¿Mire, usted cómo ha quedado? ¿No le decía yo que era peligroso?
¿Qué no tenía que seguirle el juego a ése, su amo?
¿Qué no siempre a los locos hay que dejarlos correr,
por dónde echan la carrera?
¿Qué los treinta o cuarenta molinos de los campos de Montiel,
son lo que son, no lo que a él le parecían?
¿De qué se queja?: Siempre será un pobre rocín, antes y ahora.
¡Menos mal que, como pulga, sólo me quedé escondida en su oreja!


Sueño sin Alicia ni reina

Un viento suave giraba, como todo gira.
Traía las hojas secas, las abejas, los vilanos.
Al pie del árbol, dormitaba, niño.
Se me acercó el conejo blanco, el conocido.
Vestía su elegante traje inglés, su sombrero de copa.
Cargaba sus guantes blancos, su leontina.
Pero esta vez no llevaba prisa.
¿Qué pasó con Alicia? ¿Con la Reina?... No lo sabemos…
El conejo se sentó a mi lado: ¡A contarme un cuento!

Cuatro cuentos breves de Armando Quintero Laplume.

Temas de narración oral: Recursos escénicos


Imagen tomada del facebok de Stella Artemis

Decía Stanislavski con respecto a los actores: “en nuestro idioma entender significa sentir”. Y a eso apunto, a contar lo que entendí con respecto a mis experiencias.
Entre la narración y el teatro hay una línea muy delgada y sumamente interesante.
Por eso los recursos escénicos, son un aporte fundamental a la formación de un narrador que siempre, en alguno de sus poros, tiene un actor escondido.
La herramienta principal que tenemos somos nosotros mismos: nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestros sentimientos. Sin ellos tres funcionando en conjunto, es imposible que podamos transmitir algo hacia el público.
El estado de ánimo personal en ciertas situaciones es una gran barrera. Por eso, Stanislavsky investigó mucho para encontrar esto llamado “estado de ánimo creador”.
El estado de ánimo creador consiste en lograr una atmósfera para llegar a la inspiración.
Uno de los puntos más importantes para tener en cuenta es “la completa libertad del cuerpo y de un total relajamiento de los músculos”. Para eso, necesitamos generar una rutina: caminatas, desarticulación, elongación, dejar “la calle” fuera de nuestro espacio artístico utilizando música apropiada, dejándonos llevar por ella sin pensar en lo que estábamos haciendo.
Relajación y concentración son dos palabras fundamentales para llegar al estado de ánimo creador. Pero no solo ellas son piezas claves: los cinco sentidos también juegan un papel muy importante.
La mirada, tanto en la actuación, como en el arte de narrar, cumple un rol fundamental y tiene que ver sobre todo con la conexión, con transmitir sin palabras, hablar con el alma.
Stanislavsky pensaba que “ningún papel puede ser verdaderamente logrado si el actor no cree en él”. Cuando uno no cree en lo que está diciendo, no transmite. Uno debe “hacer carne” el texto, sentirlo, vivirlo, jugarlo, “utilizar la verdad del impulso creador interno” para no convertirnos en “farsantes” o “imitadores”.
Hay que creer en lo que uno hace. Sumergirse en la realidad propia y en la del entorno. Este es el “si” creador, disparador indiscutido que camina de la mano de la imaginación a la que constantemente debemos liberar. Es que la imaginación, junto con el juego, es una de las bases principales de la creatividad.

Sin un entrenamiento, sin un hábito, no podemos conseguir prepararnos, inspirarnos para crear. Ser actor, narrador o cualquier labor relacionada con el arte implica esfuerzo por parte de la persona. Y ese esfuerzo se resume en una sola palabra: trabajo.

Texto tomado del Blog de Geraldine Ricau
Publicado el martes 14 de julio de 2009
http://narracionoralescenica.blogspot.com/


"Entre los africanos, cuando un narrador llega al final de un cuento, pone su palma en el suelo y dice: aquí dejo mi historia para que otro se la lleve.
Cada final es un comienzo, una historia que nace otra vez...
Así se abrazan quién habla y quién escucha, en un juego que siempre recomienza y que tiene como principio conductor, el deseo de encontrarnos alguna vez completos en las palabras que leemos o escribimos, encontrar eso que somos y que con palabras se construye."
María Teresa Andruetto

"Los espejos se emplean para verse la cara; el arte para verse el alma" George Bernard Shaw

Las citas anteriores fueron tomadas del blog de Geraldine Ricau:
http://narracionoralescenica.blogspot.com/

martes, 2 de marzo de 2010

Anotaciones de un librero: ¿Es toda nuestra vida, entonces, sólo un sueño? (*)


Tomado del albun de fotos e ilustraciones que J. M. realizó para acompañar la nota.

Hoy en FACEBOOK aparece esta nota del librero Javier Marichal. Hace un par de días conversamos con él sobre el tema y las locas ocurrencias de algunos especialistas en la obra del reverendo Mister Dodgson (a) Lewis Carrol. Comentamos, también, sobre varios de los aportes que sobre Alicia, Dodgson y la nueva película de Tim Burton venía realizando otro librero, Roger Michelena.

“En la inclinación de Lewis Carroll por la niñita impúber no está su genio.”… “Su enseñanza de profesor tampoco tiene nada que haga saltar los tapones: en plena época de renacimiento de la lógica y de inauguración de la forma matemática que de allí en más tomó, Lewis Carroll, por divertidos que sean sus ejercicios, queda a las rastras de Aristóteles. Pero es del conjuro de las dos posiciones de donde surge ese objeto maravilloso, sin descifrar aún y por siempre deslumbrante: su obra.” Homenaje a Lewis Carroll Jaques Lacan (**)


El hombre que amaba a las niñas despertó soñando, luego de un mítico paseo en bote. Y escribió su más larga carta de amor.

Con su arte supo tejer sutiles puentes sobre los abismos que protegen a los mortales de la ominosa belleza de las Ninfas (sobre “nymphóleptos”, el delicioso y erudito ensayo de Roberto Calasso “La locura que viene de las ninfas” en el libro del mismo nombre), tras “un cierto estado fugitivo, transitorio, este breve instante del alba que despunta entre el día y la noche” en palabras de Brassaï. Fue y regreso, no sin pagar el precio por el deseo que no puede nombrarse (Mrs Grundy acecha no solo detrás de la portería: http://www.isabelmonzon.com.ar/alicia.htm )

La trama de significados en un relato tan complejo y poderoso ha tentado a múltiples disciplinas: la literatura, la filosofía y el arte, desde la lógica, el psicoanálisis, la filosofía del lenguaje, la ilustración o la fotografía han explorado sus enigmas, iluminando o perdiendo el rumbo de esta historia a contrapelo de la ideología dominante sobre lo infantil, antecedente espiritual en la mejor literatura contemporánea (Dahl y compañía) de rabiosas y jocosas críticas a la hipocresía y el didactismo, tan victorianos hoy como ayer.

Grandes nombres han confesado su herencia: el Joyce del Finnegan’s Wake, Borges, Gilles Deleuze en Lógica del sentido, Leopoldo María Panero (traductor de La caza del Snack), el maestro checo del stop-motion Jan Svankmajer o Salvador Dalí.

Desde el primoroso modernismo catalán de Lola Anglada al gothic lolita de Brown, esta es una selección de la amplia imaginería sobre el universo carrolliano, sin otra pretensión que dar cuenta de artistas cuya obra, por una u otra razón, me han seducido. He incluido sólo una imagen por autor, sin considerar estilos o técnicas, fechas o lugar. Espero lo disfruten.

El sueño cobró valor icónico inmediato y de Tenniel a Iassen Ghiuselev aún nos acompaña.

JM

(*) De la piedra dedicada a Carroll en el Rincón de los Poetas, Abadia de Westminster, Londres
Lugar: Alice's Adventures in Imageland
(**) Para ver el texto de Lacan haga clic sobre el enlace:
http://elpsicoanalistalector.blogspot.com/2008/07/jacques-lacan-homenaje-lewis-caroll.html

Fuente: facebook, 2 de marzo del 2010 http://www.facebook.com/home.php?#!/album.php?aid=11616&id=1770421286&ref=nf